Una
toma de decisiones efectiva requiere de un estilo de liderazgo eficaz con la
capacidad de lograr las metas y objetivos propuestos en un escenario educativo. Por lo tanto, es necesario que el líder
educativo conozca las distintas perspectivas, modelos y teorías sobre la toma
de decisiones. Según Lorenzo (2005) “el
liderazgo de la institución es el que imprime un carácter específico a cada
etapa, cada líder marca una imagen de la institución, imprime un estilo propio
de funcionamiento”. (p. 368) Cada entorno escolar reúne cualidades y demuestra
debilidades que deben formar parte del proceso decisional. Por ende, es indispensable crear ambientes
escolares democráticos y participativos en el que todos los protagonistas del
quehacer educativo aborden un sentido de pertinencia por una educación de
calidad. Además, es necesario
reflexionar sobre la necesidad de crear escuelas con perspectivas diferentes en
su función social de desarrollar un ser humano integral y presto para responder
a su entorno social. En ese contexto,
Bolívar (2010) plantea que “la capacidad para mejorar de un centro escolar
depende, de manera relevante, de equipos directivos con liderazgo que
contribuyan a dinamizar, apoyar y animar que aprenda a desarrollarse,
contribuyendo a construir la capacidad interna de mejora”. (p. 2)
El artículo “La toma de decisiones en los contextos escolares colaborativos” expone
con profundidad la importancia de tener una formación democrática en los
entornos educativos. De igual manera,
presenta el concepto “escuela colaborativa” como una forma de gobernanza democrática
y participativa de todos los componentes escolares. Rodríguez (1996) define colaboración como “un
proceso establecido entre los participantes, tendente a analizar el tipo de
relaciones generadas en la escuela y entre ésta y su entorno más próximo, la
familia y las instituciones sociales”.
(p. 250) También, el artículo
plantea que la escuela debe promover los valores de interdependencia, apertura,
comunicación, autorregulación y autonomía.
La autora expone que en una escuela democrática, los estudiantes deben
tomar decisiones para la solución de dilemas y acciones reales.
De acuerdo a Rodríguez (1996),
existe una necesidad de que los contextos educativos valoren las relaciones
interpersonales y colectivas. Por
consiguiente, la autora plantea la necesidad de crear la escuela como una
“comunidad justa” en la que sus componentes sean valorados en el proceso de
toma de decisiones. Asimismo, el
artículo presenta la adopción de roles como una concepción que debe predominar
en la escuela porque permite el intercambio de perspectivas. Además, Rodríguez (1996) indica que la
familia tiene un rol determinante en los entornos escolares, porque la
disposición de los padres en valorar el diálogo, facilita el proceso de toma de
decisiones. La autora concluye que es
indispensable crear una escuela como “comunidad justa” que promueva la
democracia y la participación de todos los componentes escolares.
El artículo pretende demostrar la
importancia de desarrollar entornos escolares democráticos y participativos. Rodríguez (1996) plantea que los componentes
escolares participan del proceso decisional buscando crear una comunidad de
aprendizaje justa. En ese aspecto, el
estilo de liderazgo es esencial para lograr la eficacia de un centro
educativo. El líder educativo debe
ostentar un estilo de liderazgo eficaz que permita una sana convivencia escolar
y así garantizar un proceso enseñanza-aprendizaje exitoso. En este aspecto, Bolívar (2010) indica que “la
creación de un ambiente y de unas condiciones de trabajo que favorezcan a su
vez un buen trabajo en las aulas es algo que depende de los equipos
directivos”. (p. 4) Sin dudas, la capacidad del líder de
influenciar en los miembros de la organización es determinante para lograr las
metas institucionales.
Ciertamente, existen distintas
teorías de liderazgo. En ese contexto,
la teoría de liderazgo transformacional promueve un clima organizacional
motivador a través de un empleado que puede aportar ideas para mejorar los
procesos en la institución. Esta teoría
de liderazgo sitúa al trabajador como parte del éxito de la organización. En consecuencia, para el liderazgo
transformacional el trabajador se trata como persona y no como un
instrumento. De este modo, los objetivos
y las metas se formulan a largo plazo. En
adición, el líder es ejemplo a seguir y la organización promueve un aprendizaje
común entre sus miembros. Por su parte,
entre las desventajas que presenta el liderazgo transformacional se pueden
destacar: a) los resultados se pueden palpar a largo
plazo; b) no es un estilo de liderazgo
apto para todos los líderes; y c) asume
que el trabajador está motivado. Sin
dudas, el líder transformador puede esperar un mejor trabajo de sus empleados y
crear un sentido de pertinencia en la labor que realiza. En ese sentido, su ejemplo profesional le
permite ostentar un carisma personal necesario para lograr las metas
institucionales. Vázquez (2013) puntualiza
que “el líder transformacional provee cambio y movimiento a la organización;
por ello debe tener una clara visión de las metas a alcanzar para guiar a la
institución en nuevas direcciones”. (p.
82)
Por su parte, otra teoría de
liderazgo es la transaccional. Establece
premios de acuerdo al rendimiento de los empleados. De igual forma, enfatiza en el compromiso
mutuo de la organización y los seguidores.
En el liderazgo transaccional es importante el valor cuantitativo de los
resultados y está enfocado en los objetivos.
Igualmente, el trabajo es valorado y remunerado. Entre las desventajas que presenta se
destacan: a) es efectivo mientras dura el intercambio
entre la organización y los miembros; b)
el líder es un ente pasivo que sólo actúa cuando no se obtiene los
resultados; y c) la relación entre el
líder y trabajador es impersonal. Contreras
y Barbosa (2013) señalan que el líder transaccional “planea y genera las
estrategias para garantizar el cumplimiento de los procesos que llevarán al
resultado deseado”. (p. 159)
El exponente considera que a raíz
del análisis de las teorías de liderazgo transformacional y transaccional se
puede concluir que ambas promueven características indispensables para una toma
de decisiones eficaz. Ambos estilos de
liderazgo presentan alternativas complementarias para atender con éxito las
distintas situaciones o dilemas organizacionales. En ese contexto, Almirón, Tikhomirova,
Casandra y García (2015) plantean que:
“…lo ideal es implementar
ambos tipos de liderazgo (transaccional y transformacional), haciendo
referencia a cada uno de ellos dependiendo de los propósitos de la
organización; debiendo considerar la funcionalidad que cada estilo conlleva,
aplicando uno u otro, en mayor o menor medida puede ser lo más efectivo para la
organización, debido a que ésta no se debe centrar únicamente en los propósitos
de uno de ellos, así intercalando ambos se podría lograr, con más eficacia, los
objetivos individuales y colectivos en las organizaciones”. (p. 26)
El artículo expone la necesidad de poseer
entornos escolares enfocados en la toma de decisiones que promuevan un clima
educativo enmarcado en la justicia, la tolerancia, el respeto y la inclusión. Rodríguez (1999) plantea la importancia que
tiene la integración de todos los componentes escolares para lograr las metas
institucionales. También, expone que es
indispensable crear en el alumnado un sentido de responsabilidad para la toma
de decisiones, valorar la perspectiva de otros y utilizar el diálogo como
herramienta eficaz en su convivencia social.
Sin dudas, existe una necesidad de crear en el alumnado una valoración
moral al momento de resolver dilemas o conflictos para lograr un ser humano
íntegro. Cónsono con lo expuesto,
Lazarte (2005) destaca que “una característica de la comunidad justa es que la
vida de la escuela gira en torno al consenso”.
(p. 139)
La toma de decisiones en los
escenarios educativos es determinante para una educación vanguardista. Por tal razón, el exponente concurre con los
planteamientos del artículo. Evidentemente,
es necesario lograr entornos escolares colaborativos en los que todos los
componentes educativos sientan la responsabilidad de formar parte en la
creación de un clima organizacional justo e inclusivo. Por ende, es indispensable concienciar en los
centros docentes sobre la importancia de una toma de decisiones compartida y
colaborativa. Indudablemente, un clima
educativo que involucre a todos en la solución de problemas, la búsqueda de
nuevas alternativas educativas y el desarrollo de un ser humano íntegro,
promueven el sentido de pertinencia y el éxito escolar. Conforme con este planteamiento, Zorrilla
(2008) expone que:
“...se tiende a asociar toma
de decisiones con los niveles superiores de autoridad que correspondan en cada
país o región a la estructura de su sistema educativo. Sin negar la especificidad de la toma de
decisiones en este nivel, no podemos olvidar que existen otros niveles de toma
de decisiones cuyo impacto en el aseguramiento del derecho a la educación de
calidad para todos es innegable”. (p.
135)
Todo escenario educativo requiere
que su líder modele y ostente un estilo de liderazgo eficaz. Las teorías de liderazgo transaccional y
transformacional presentan características que un líder educativo puede
implantar para un entorno escolar exitoso.
En primer lugar, el líder educativo debe involucrar a todo el personal
escolar en la solución de problemas a través de un amplio proceso participativo
y democrático en la toma de decisiones. En
ese sentido, la teoría de liderazgo transformacional plantea la importancia que
los miembros de la organización se sientan parte del proceso decisional y su
motivación es un factor determinante en el desempeño institucional. Por su parte, Figuerola (2011) expresa que el
liderazgo transformacional “opera con la base de cambiar la motivación regular
basada solamente en la recompensa para llevarla al compromiso con las metas,
las personas y la organización”. (p. 2)
Asimismo, el líder educativo debe procurar la
disciplina en el logro de las metas y objetivos propuestos en la
institución. Desde esta perspectiva, la
teoría de liderazgo transaccional plantea que toda organización debe enfocar
sus esfuerzos en el logro de metas y objetivos con sentido de dirección. En este aspecto, Figuerola (2011) revela que “los
líderes transaccionales se concentran en el presente y son muy buenos para
conseguir que la organización funcione sin problemas y con eficiencia”. (p. 2) De igual manera, tal como expone la
teoría transaccional, la planificación y el enfoque en el logro de las metas y
objetivos garantizan un entorno educativo eficaz. Por consiguiente, el líder educativo debe
guiar su institución a una planificación estratégica fundamental para una toma
de decisiones efectiva. Finalmente, los
constantes cambios en los contextos sociales inciden en los escenarios
educativos. En ese sentido, el líder
educativo debe propiciar que su institución asuma una actitud de cambio para
atender esa influencia social. La teoría
de liderazgo transformacional asume que el líder debe preparar su organización
para enfrentar el cambio. Figuerola
(2011) expone que “el liderazgo transformacional se caracteriza por la
capacidad para producir cambios sustantivos”.
(p. 3)
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V., Tikhomirova, A., Casandra, A. & García, J. (2015).
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