jueves, 30 de junio de 2016

El impacto de la toma de decisiones por un líder educativo

Por:  Heriberto Rodríguez Adorno

Una toma de decisiones efectiva requiere de un estilo de liderazgo eficaz con la capacidad de lograr las metas y objetivos propuestos en un escenario educativo.  Por lo tanto, es necesario que el líder educativo conozca las distintas perspectivas, modelos y teorías sobre la toma de decisiones.  Según Lorenzo (2005) “el liderazgo de la institución es el que imprime un carácter específico a cada etapa, cada líder marca una imagen de la institución, imprime un estilo propio de funcionamiento”.  (p. 368)  Cada entorno escolar reúne cualidades y demuestra debilidades que deben formar parte del proceso decisional.  Por ende, es indispensable crear ambientes escolares democráticos y participativos en el que todos los protagonistas del quehacer educativo aborden un sentido de pertinencia por una educación de calidad.  Además, es necesario reflexionar sobre la necesidad de crear escuelas con perspectivas diferentes en su función social de desarrollar un ser humano integral y presto para responder a su entorno social.  En ese contexto, Bolívar (2010) plantea que “la capacidad para mejorar de un centro escolar depende, de manera relevante, de equipos directivos con liderazgo que contribuyan a dinamizar, apoyar y animar que aprenda a desarrollarse, contribuyendo a construir la capacidad interna de mejora”.  (p. 2)
            El artículo “La toma de decisiones en los contextos escolares colaborativos” expone con profundidad la importancia de tener una formación democrática en los entornos educativos.  De igual manera, presenta el concepto “escuela colaborativa” como una forma de gobernanza democrática y participativa de todos los componentes escolares.  Rodríguez (1996) define colaboración como “un proceso establecido entre los participantes, tendente a analizar el tipo de relaciones generadas en la escuela y entre ésta y su entorno más próximo, la familia y las instituciones sociales”.  (p. 250)  También, el artículo plantea que la escuela debe promover los valores de interdependencia, apertura, comunicación, autorregulación y autonomía.  La autora expone que en una escuela democrática, los estudiantes deben tomar decisiones para la solución de dilemas y acciones reales.
            De acuerdo a Rodríguez (1996), existe una necesidad de que los contextos educativos valoren las relaciones interpersonales y colectivas.  Por consiguiente, la autora plantea la necesidad de crear la escuela como una “comunidad justa” en la que sus componentes sean valorados en el proceso de toma de decisiones.  Asimismo, el artículo presenta la adopción de roles como una concepción que debe predominar en la escuela porque permite el intercambio de perspectivas.  Además, Rodríguez (1996) indica que la familia tiene un rol determinante en los entornos escolares, porque la disposición de los padres en valorar el diálogo, facilita el proceso de toma de decisiones.  La autora concluye que es indispensable crear una escuela como “comunidad justa” que promueva la democracia y la participación de todos los componentes escolares.
            El artículo pretende demostrar la importancia de desarrollar entornos escolares democráticos y participativos.  Rodríguez (1996) plantea que los componentes escolares participan del proceso decisional buscando crear una comunidad de aprendizaje justa.  En ese aspecto, el estilo de liderazgo es esencial para lograr la eficacia de un centro educativo.  El líder educativo debe ostentar un estilo de liderazgo eficaz que permita una sana convivencia escolar y así garantizar un proceso enseñanza-aprendizaje exitoso.  En este aspecto, Bolívar (2010) indica que “la creación de un ambiente y de unas condiciones de trabajo que favorezcan a su vez un buen trabajo en las aulas es algo que depende de los equipos directivos”.  (p. 4)  Sin dudas, la capacidad del líder de influenciar en los miembros de la organización es determinante para lograr las metas institucionales.
            Ciertamente, existen distintas teorías de liderazgo.  En ese contexto, la teoría de liderazgo transformacional promueve un clima organizacional motivador a través de un empleado que puede aportar ideas para mejorar los procesos en la institución.  Esta teoría de liderazgo sitúa al trabajador como parte del éxito de la organización.  En consecuencia, para el liderazgo transformacional el trabajador se trata como persona y no como un instrumento.  De este modo, los objetivos y las metas se formulan a largo plazo.  En adición, el líder es ejemplo a seguir y la organización promueve un aprendizaje común entre sus miembros.  Por su parte, entre las desventajas que presenta el liderazgo transformacional se pueden destacar:  a)  los resultados se pueden palpar a largo plazo; b)  no es un estilo de liderazgo apto para todos los líderes; y c)  asume que el trabajador está motivado.  Sin dudas, el líder transformador puede esperar un mejor trabajo de sus empleados y crear un sentido de pertinencia en la labor que realiza.  En ese sentido, su ejemplo profesional le permite ostentar un carisma personal necesario para lograr las metas institucionales.  Vázquez (2013) puntualiza que “el líder transformacional provee cambio y movimiento a la organización; por ello debe tener una clara visión de las metas a alcanzar para guiar a la institución en nuevas direcciones”.  (p. 82)
            Por su parte, otra teoría de liderazgo es la transaccional.  Establece premios de acuerdo al rendimiento de los empleados.  De igual forma, enfatiza en el compromiso mutuo de la organización y los seguidores.  En el liderazgo transaccional es importante el valor cuantitativo de los resultados y está enfocado en los objetivos.  Igualmente, el trabajo es valorado y remunerado.  Entre las desventajas que presenta se destacan:  a)  es efectivo mientras dura el intercambio entre la organización y los miembros; b)  el líder es un ente pasivo que sólo actúa cuando no se obtiene los resultados; y c)  la relación entre el líder y trabajador es impersonal.  Contreras y Barbosa (2013) señalan que el líder transaccional “planea y genera las estrategias para garantizar el cumplimiento de los procesos que llevarán al resultado deseado”.  (p. 159)
            El exponente considera que a raíz del análisis de las teorías de liderazgo transformacional y transaccional se puede concluir que ambas promueven características indispensables para una toma de decisiones eficaz.  Ambos estilos de liderazgo presentan alternativas complementarias para atender con éxito las distintas situaciones o dilemas organizacionales.  En ese contexto, Almirón, Tikhomirova, Casandra y García (2015) plantean que:
“…lo ideal es implementar ambos tipos de liderazgo (transaccional y transformacional), haciendo referencia a cada uno de ellos dependiendo de los propósitos de la organización; debiendo considerar la funcionalidad que cada estilo conlleva, aplicando uno u otro, en mayor o menor medida puede ser lo más efectivo para la organización, debido a que ésta no se debe centrar únicamente en los propósitos de uno de ellos, así intercalando ambos se podría lograr, con más eficacia, los objetivos individuales y colectivos en las organizaciones”.  (p. 26)
            El artículo expone la necesidad de poseer entornos escolares enfocados en la toma de decisiones que promuevan un clima educativo enmarcado en la justicia, la tolerancia, el respeto y la inclusión.  Rodríguez (1999) plantea la importancia que tiene la integración de todos los componentes escolares para lograr las metas institucionales.  También, expone que es indispensable crear en el alumnado un sentido de responsabilidad para la toma de decisiones, valorar la perspectiva de otros y utilizar el diálogo como herramienta eficaz en su convivencia social.  Sin dudas, existe una necesidad de crear en el alumnado una valoración moral al momento de resolver dilemas o conflictos para lograr un ser humano íntegro.  Cónsono con lo expuesto, Lazarte (2005) destaca que “una característica de la comunidad justa es que la vida de la escuela gira en torno al consenso”.  (p. 139)
            La toma de decisiones en los escenarios educativos es determinante para una educación vanguardista.  Por tal razón, el exponente concurre con los planteamientos del artículo.  Evidentemente, es necesario lograr entornos escolares colaborativos en los que todos los componentes educativos sientan la responsabilidad de formar parte en la creación de un clima organizacional justo e inclusivo.  Por ende, es indispensable concienciar en los centros docentes sobre la importancia de una toma de decisiones compartida y colaborativa.  Indudablemente, un clima educativo que involucre a todos en la solución de problemas, la búsqueda de nuevas alternativas educativas y el desarrollo de un ser humano íntegro, promueven el sentido de pertinencia y el éxito escolar.  Conforme con este planteamiento, Zorrilla (2008) expone que:
“...se tiende a asociar toma de decisiones con los niveles superiores de autoridad que correspondan en cada país o región a la estructura de su sistema educativo.  Sin negar la especificidad de la toma de decisiones en este nivel, no podemos olvidar que existen otros niveles de toma de decisiones cuyo impacto en el aseguramiento del derecho a la educación de calidad para todos es innegable”.  (p. 135)
            Todo escenario educativo requiere que su líder modele y ostente un estilo de liderazgo eficaz.  Las teorías de liderazgo transaccional y transformacional presentan características que un líder educativo puede implantar para un entorno escolar exitoso.  En primer lugar, el líder educativo debe involucrar a todo el personal escolar en la solución de problemas a través de un amplio proceso participativo y democrático en la toma de decisiones.  En ese sentido, la teoría de liderazgo transformacional plantea la importancia que los miembros de la organización se sientan parte del proceso decisional y su motivación es un factor determinante en el desempeño institucional.  Por su parte, Figuerola (2011) expresa que el liderazgo transformacional “opera con la base de cambiar la motivación regular basada solamente en la recompensa para llevarla al compromiso con las metas, las personas y la organización”.  (p. 2)
 Asimismo, el líder educativo debe procurar la disciplina en el logro de las metas y objetivos propuestos en la institución.  Desde esta perspectiva, la teoría de liderazgo transaccional plantea que toda organización debe enfocar sus esfuerzos en el logro de metas y objetivos con sentido de dirección.  En este aspecto, Figuerola (2011) revela que “los líderes transaccionales se concentran en el presente y son muy buenos para conseguir que la organización funcione sin problemas y con eficiencia”.  (p. 2) De igual manera, tal como expone la teoría transaccional, la planificación y el enfoque en el logro de las metas y objetivos garantizan un entorno educativo eficaz.  Por consiguiente, el líder educativo debe guiar su institución a una planificación estratégica fundamental para una toma de decisiones efectiva.  Finalmente, los constantes cambios en los contextos sociales inciden en los escenarios educativos.  En ese sentido, el líder educativo debe propiciar que su institución asuma una actitud de cambio para atender esa influencia social.  La teoría de liderazgo transformacional asume que el líder debe preparar su organización para enfrentar el cambio.  Figuerola (2011) expone que “el liderazgo transformacional se caracteriza por la capacidad para producir cambios sustantivos”.  (p. 3)

Referencias
Almirón, V., Tikhomirova, A., Casandra, A. & García, J.  (2015).  Liderazgo
transaccional vs. Liderazgo transformacional.  REIDOCREA.  4(4).  24-27.  Recuperado de http://digibug.ugr.es/handle/10481/34629#.VlT_kvkvfIU
Bolívar, A.  (2010).  El liderazgo educativo y su papel en la mejora:  una revisión actual
de sus posibilidades y limitaciones.  Psicoperspectivas. Individuo y Sociedad.  9(2).  1-12.  Recuperado de http://www.psicoperspectivas.cl/index.php/psicoperspectivas/article/view/112/140
Contreras, F. & Barbosa, D.  (2013).  Del liderazgo transaccional al liderazgo
transformacional: implicaciones para el cambio organizacional.  Revista Virtual Universidad Católica del Norte.  39.  152-164.  Recuperado de http://redalyc.org/articulo.oa?id=194227509013
Figuerola, N.  (2011).  Liderazgo transaccional y transformacional.  Las dimensiones del
liderazgo.  Recuperado de https://articulosbm.files.wordpress.com/2011/10/liderazgo-transaccional-y-transformacional.pdf
Lazarte, A.  (2005).  Más allá de una “comunidad escolar justa”.  Recuperado de
http://dadun.unav.edu/bitstream/10171/8871/1/Nb.pdf
Lorenzo, M.  (2005).  La función de liderazgo de la dirección escolar:  una competencia
transversal.  Enseñanza.  22.  193-211.  Recuperado de
http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/70773/1/La_funcion_de_liderazgo_de_la_direccion_.pdf
Rodríguez, J.  (1996).  La toma de decisiones en los contextos escolares colaborativos. 
Revista Complutense de Educación.  7(2).  249-259.  Recuperado de 
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=150197
Vázquez, A.  (2013).  Interdependencia entre el liderazgo transformacional, cultura
organizacional y cambio educativo:  una reflexión.  RINACE.  11(1).  74-91
Recuperado de http://www.rinace.net/reice/numeros/arts/vol11num1/art5.pdf
Zorrilla, M.  (2008). La investigación sobre eficacia escolar:  un ingrediente para la toma
de decisiones de mejora de la escuela y del sistema educativo.  En Eficiencia escolar y factores asociados en América Latina y el Caribe.  Recuperado de

http://unesdoc.unesco.org/images/0016/001631/163174s.pdf