martes, 27 de febrero de 2018

Tendencias y Problemáticas en la Gestión de la Interacción en el Aprendizaje a Distancia

Por:  Heriberto Rodríguez Adorno

Introducción
La educación a distancia (EaD) se ha proliferado aceleradamente en los últimos años con innovadoras perspectivas pedagógicas contribuyendo al desarrollo y formación del ser humano.  Este crecimiento se ha ampliado en diversas áreas debido al auge en las nuevas tecnologías de información y comunicación y promueve nuevos paradigmas educativos tomando como base la innovación en la enseñanza y el aprendizaje.  De hecho, la EaD considera necesario construir verdaderas comunidades de aprendizaje virtuales que contribuyan a garantizar una educación de calidad.  Según Unceta (2008), los escenarios educativos deben aspirar a desarrollar un proceso educacional congruente con el entorno social que contribuya a una verdadera transmisión de conocimientos y valores sociales.  Por ende, los programas a distancia deben enmarcarse en canalizar las necesidades de un alumnado que presenta diferentes realidades en torno a su accesibilidad, tiempo y espacio.  Ante esa realidad, Simonson, Smaldino, Albright y Zvacek en Vela, Ahumada y Guerrero (2015) definen la educación a distancia como “una educación formal orientada por una institución en la que el grupo de estudiantes se encuentran distantes y mediante un sistema de comunicación interactivo, se relacionan estudiantes, profesores y recursos educativos” (p. 118).
            La EaD depende, en gran medida, de un proceso efectivo de interacción entre distintos componentes y actores educativos.  En este aspecto, Barberá et al. en Berridi, Martínez y García (2015) plantean que el proceso de interacción es el conjunto de reacciones interconectadas entre todos los elementos o personas que forman parte del proceso educativo dirigido a desarrollar el aprendizaje.  Por lo cual, la interacción es un elemento fundamental y es indispensable investigar, entender y conceptualizar los diferentes procesos que se desarrollan para todo programa a distancia.  Además, Friesen y Kuskis (2013) consideran importante evaluar las concepciones respecto a la relación que debe existir entre el estudiante y todos los diversos procesos educacionales que se pueden establecer a través de la EaD.  Por lo tanto, este trabajo se desarrolla a través de una revisión de literatura sobre las tendencias y problemáticas en la gestión de la interacción en el aprendizaje a distancia.  También, se presentará algunas perspectivas de interacción en la EaD.  Finalmente, el exponente planteará las conclusiones y recomendaciones sobre el proceso de interacción en el aprendizaje a distancia.
Interacción entre Estudiante-Docente
            El aula virtual proporciona oportunidades de aprendizaje diversas e interactivas para los estudiantes.  Contrario al proceso de enseñanza tradicional, en la EaD el docente no es un transmisor único de información.  Actualmente, ante la difusión de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), se hace asequible los recursos educativos en bienestar del proceso de enseñanza y aprendizaje entre el estudiante y el docente.  Por consiguiente, el rol del instructor en la EaD cobra notable relevancia en la interacción con el alumno.  De igual manera, es necesario que el estudiante identifique sus necesidades particulares para ajustar su proceso de aprendizaje.  De acuerdo a la investigación realizada por Berridi, Martínez y García (2015) la interacción alumno-docente se caracteriza por servir de dirección y orientación en el proceso de aprendizaje.
            Los programas a distancia promueven que el estudiante desarrolle una autonomía en el proceso de aprendizaje.  En ese sentido, el rol del docente debe ir dirigido a facilitar que el alumno aprenda y lleve a cabo un pensamiento crítico-reflexivo sobre el contenido que represente aspectos fundamentales para desenvolverse en su entorno social (Abarca, 2014).  Asimismo, es necesario conocer y entender los elementos que deben permear en la relación docente-alumno para garantizar un proceso educacional exitoso.  Sobre el particular, Holmberg en Abarca (2014) propone varios postulados que puntualizan la importancia de desarrollar la interacción docente-estudiante:  1) la relación entre estos dos componentes crea una motivación que se refleja en el aprendizaje; 2) el aprendizaje a distancia se puede beneficiar a través de la retroalimentación del instructor; 3) la relación interpersonal entre alumno-profesor crea una atmósfera efectiva para el aprendizaje; y 4) la importancia de entablar una planificación y organización eficaz para que el proceso de enseñanza sea efectivo.  Además, la interacción entre estos dos actores educativos evoluciona en la medida que el instructor presente características esenciales que propendan una mejor relación educativa.  De acuerdo con Abarca (2014), el docente en la EaD debe desarrollar unas cualidades necesarias tales como:  a) capacidad de respetar al alumno; b) aceptar el alumno; c) ser honrado y auténtico; y d) capacidad de ser empático con el estudiante.
            Por otra parte, Zambrano, Medina y García (2010) establecen que para sostener una interacción en la EaD es necesario que los docentes y alumnos presenten distintas competencias.  Desde la perspectiva de los autores, los docentes deben ostentar cinco cualidades que contribuyan a lograr una relación docente-alumno adecuada:  1) el conocimiento del modelo educativo para comprender la metodología que se utiliza en el proceso de enseñanza y así fomentar la confianza de los alumnos; 2) las habilidades técnicas que permitan manejar adecuadamente las diferentes herramientas tecnológicas para potencial el aprendizaje; 3) la habilidad de comunicarse en línea promoviendo un ambiente de cortesía, respeto y manejo adecuado de tiempo; 4) la experiencia con el currículo que le permita presentar el contenido adecuadamente; y 5) ser un facilitador del aprendizaje virtual a través de la capacidad de adaptarse a distintos escenarios educativos.
Interacción Estudiante-Estudiante
            La interacción de los alumnos es fundamental en los programas a distancia.  El trabajo colaborativo, la percepción que tiene el estudiante de esta estrategia y su actitud ante la utilización de herramientas tecnológicas son aspectos fundamentales en la relación entre alumnos (Cabero, Marín y Sevilla, 2014).  En esa dirección, Zambrano, Medina y García (2010) plantean que una buena interacción entre estudiantes puede darse a través de la creación de comunidades de conocimientos, la integración de equipos interdisciplinarios y la participación activa de proyectos colaborativos.  De igual manera, Gillobón y Contijoch (2005) exponen que una verdadera interacción de los alumnos debe darse a través de un trabajo educativo personal y de colaboración con otros estudiantes. 
            La relación entre estudiantes de programas a distancia es matizada por diferentes factores que inciden dramáticamente en el proceso de aprendizaje.  Es necesario comprender que los alumnos, en el aprendizaje en línea, forman grupos heterogéneos que sostienen diversos intereses, experiencias y motivaciones implicando la obtención de una comunicación capaz de garantizar un aprendizaje eficaz (Moreno y Cárdenas, 2012).  Cónsono con este postulado, Pérez (2009) ha planteado que la EaD fortalece el proceso de aprendizaje a través del establecimiento de relaciones entre los actores educacionales (alumnos y docentes).  Desde el punto de vista de la autora, en la EaD es indispensable afianzar y definir el proceso de interacción entre los alumnos durante el proceso educativo.
            Un estudio realizado por Hermosillo y Zavala (2016) refleja que la interacción entre estudiantes es limitada debido a la constante intervención del docente durante las actividades sincrónicas.  Asimismo, los autores plantean que, en las tareas asincrónicas realizadas para propósitos de su investigación, la interacción estudiante-estudiante es limitada aun cuando el trabajo es catalogado como colaborativo.  En esa dirección, Obis (2014) plantea la necesidad existente de innovar en el proceso de enseñanza con estrategias que profundicen el aprendizaje del alumno a través de la relación entre todos los actores educativos.  Su investigación revela que el trabajo colaborativo entre alumnos conduce a un aprendizaje efectivo.
Interacción Estudiante-Contenido
            La efectividad del aprendizaje en la EaD está estrechamente vinculada a la pertenencia del contenido que se quiere enseñar para el alumno.  En ese sentido, Oyeleke, Olugbenga, Oluwayemi y Sunday (2015) puntualizan que el diseño del contenido de un programa virtual debe estar dirigido a la necesidad que presenta el estudiante.  Además, establecen que las plataformas digitales denominadas “Learning Management System” (LMS), permiten llevar a cabo el proceso de enseñanza y aprendizaje de manera efectiva siempre y cuando sean de fácil utilidad y atractivas en su diseño.  Por consiguiente, la interacción del estudiante con el contenido es fundamental para garantizar un quehacer educativo exitoso en un programa a distancia.
            Desde la perspectiva de Nasta (s. f.), la interacción alumno-contenido se relaciona con el diseño instruccional, los objetivos del proceso de aprendizaje y los contenidos abiertos.  La autora plantea que la interacción debe dirigirse a varios aspectos determinantes para el proceso de enseñanza:  1) aprendizaje significativo que considere las experiencias previas del estudiante; 2) aprendizaje personal que atienda las necesidades del alumno; 3) aprendizaje contextual para cumplir con los objetivos del curso o programa a distancia; y 4) aprendizaje integral enfocado en las competencias cognitivas (actitudes, valores y conocimientos).  Por su parte, Zapata (2015) puntualiza que la interacción estudiante-contenido es “…la manera como el estudiante interactúa con los contenidos de aprendizaje para procesarlos y aplicarlos desde su experiencia y contexto, y establece un diálogo cognitivo entre sus experiencias y los nuevos aprendizajes”.  (p. 2)  En este aspecto, se hace necesario los elementos de motivación, pertenencia y desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo que propendan una relación vinculante del aprendiz con el contenido del curso o programa a distancia (Oyeleke et al., 2015).
            López, Bramati, Rosanigo, Bramati y Torrent (2014) establecen que la interacción alumno-contenido supone una disciplina por parte del aprendiz que le permita adaptar sus capacidades y destrezas de aprender de manera autónoma, colaborativa y cooperativa.  Por ende, es necesario un diseño instruccional atractivo para el alumno que contribuya a lograr una verdadera interacción con el contenido.  En la medida que el diseño instruccional de un programa a distancia propenda cubrir las necesidades del estudiante, la interacción de éste con el contenido será para enriquecer su conocimiento (Cooperberg, s. f.).  Además, el autor enfatiza en la relevancia que cobrará el diseño instruccional en cuanto a la interacción con el contenido aduciendo que el alumno lleve a cabo un proceso efectivo de aprendizaje con los elementos de comprensión, disciplina y transdiciplinario.
Conclusiones y Recomendaciones
            De la revisión de literatura realizada para este trabajo se puede concluir que los programas a distancia requieren de una interacción entre los distintos elementos y aspectos educativos para lograr un aprendizaje eficaz.  La interacción en un programa a distancia debe estar vinculada estrechamente a la concepción y práctica de comunicación asumida por la institución (Vela, Ahumada y Guerrero, 2015).  Los distintos procesos de interacción puntualizan las distintas vertientes existentes que ocurren en el proceso educativo a distancia.  Desde esta perspectiva, es indispensable enfatizar que la interacción docente-alumno permite sostener una relación de aprendizaje a través de un proceso efectivo de dirección y orientación hacia los objetivos del curso o programa.  A su vez, la relación estudiante-estudiante busca ampliar las bases para garantizar un proceso educacional colaborativo motivado por el intercambio de ideas entre pares de manera voluntaria y espontánea.  Finalmente, es necesario concluir que la interacción aprendiz-contenido se cataloga como el elemento fundamental del proceso educativo a distancia utilizando las TIC como herramientas para realizarlo efectivamente.  Desde el punto de vista de Vela, Ahumada y Guerrero (2015), los medios y las herramientas que se utilicen durante el proceso educacional a distancia deben contribuir a facilitar una interacción social que se dirija a un aprendizaje eficaz.
            El proceso de aprendizaje en la EaD depende, en gran medida, del sostenimiento de la relación entre alumnos, docentes y el contenido de los programas.  Como parte de este trabajo, el exponente plantea varias recomendaciones esenciales que buscan afianzar la interacción entre estos componentes.  En primer lugar, es necesario acoger los planteamientos de Oyeleke et. al.  (2015) sobre la importancia de desarrollar contenidos educacionales cónsonos con las necesidades del alumnado.  En la medida que el elemento motivacional esté presente durante el proceso de aprendizaje, el alumno sostendrá una interacción efectiva que contribuirá a su formación y desarrollo cognitivo.  Asimismo, el rol del docente en la EaD ha cambiado de ser un transmisor de información a convertirse en un facilitador del proceso de aprendizaje del alumno a través de la retroalimentación.  Es ineludible que el docente esté inmerso en un continuo proceso de formación que canalice su desarrollo profesional y educativo con nuevas estrategias de enseñanza.  Además, el proceso de aprendizaje continuo en el docente permite el desarrollo de sus capacidades como instructor en los programas a distancia, tales como:  empatía, honradez, permisible a nuevos conocimientos y dominio de las herramientas tecnológicas. 
Referencias
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