La educación abarca el ejercicio de la función social para la formación humana. Las organizaciones educativas deben aspirar no sólo al desarrollo del conocimiento del ser humano sino atender su formación integral como persona para que pueda desenvolverse exitosamente (Prieto, Zambrano & Martínez, 2007). Por ende, los valores son ineludibles para una sociedad equitativa y justa tales como el respeto, la democracia, la tolerancia, el civismo y la solidaridad. Los entornos educativos son focos esenciales para promover la transformación ética en el alumno. En ese sentido, Prieto, Zambrano & Martínez (2007) plantean que el líder educativo debe fomentar ese aprendizaje social de valores a través de su institución educativa.
Para todo líder educativo representa
un gran reto el desarrollo de seres humanos que promulguen los más altos
estándares morales y éticos. Por tal
razón, es indispensable que conozca y domine los principios éticos en el
escenario educativo. El fortalecimiento
de la ética personal en los administradores educativos representa lograr una
educación exitosa. El líder educativo
debe mantener: una responsabilidad
individual consigo mismo; responsabilidad familiar-escuela con los suyos y con los
que forman parte de su diario; responsabilidad social a través del respeto a la
vida y garantizar el orden; responsabilidad en el lugar de trabajo con su
asistencia, puntualidad y deberes; y responsabilidad administrativa con el
presupuesto y las finanzas de la institución.
De igual manera, se necesita en los entornos escolares un compromiso de
desarrollo de las capacidades éticas en el alumno. Niño, et al. (1998) exponen que uno de los
objetivos de la educación ética y moral requiere de un trabajo permanente que
haga conscientes a todos los participantes de criterios, normas y actitudes que
promuevan la convivencia y permitan el desarrollo de propósitos comunes e
individuales.
El
deber moral del líder educativo debe estar enmarcado en el respeto de los
principios de la ética. En ese sentido, es
fundamental educar en la comprensión de los cambios y comprender que la
educación debe proveer un proceso de adaptación ante las nuevas condiciones que
enfrenta el mundo (Rodríguez, 2011). De
igual manera, el líder educativo debe crear un ambiente participativo y
democrático para que los docentes reconozcan la importancia de promover una
educación respaldada por los más altos estándares éticos. Además, es necesario la contribución de los
padres en el desarrollo integral de sus hijos como ciudadanos. Por tal razón, el entorno escolar debe ser
inclusivo e integrar actividades, talleres, seminarios dirigidos a promover la
ética en la vida diaria.
El modelaje moral y ético es el aspecto más significativo para
ejercer liderato en un centro escolar.
El líder educativo debe ser consistente entre sus palabras y sus
acciones para mantener un liderazgo confiable y de credibilidad. Los principios éticos para los educadores se
respetan cuando el líder educativo:
garantiza un proceso de toma de decisiones participativo; mantiene un
alto compromiso con los procesos administrativos y fiscales de la institución;
cree en el mejoramiento profesional de los docentes; acerca a la comunidad al
quehacer educativo; promueve una relación efectiva con los padres de los
estudiantes; y modela valores morales a través de sus ejecutorias en la
institución y en todo lo que realiza.
Además, el líder educativo conserva y modela acciones fundamentales de
la ética a través de las virtudes de la integridad, respeto, diligencia,
honestidad, honradez, veracidad, benevolencia y la lealtad. Por ende, el liderazgo ético forma líderes
éticos que generan la transformación social y una mejor calidad de vida.
Referencias
Niño,
J., Rodríguez, A., Chillán, Y., Vargas, S., Gallo, R.,…Sánchez, Y. (1998).
Lineamientos
curriculares para el área de ética y valores humanos. Orientaciones
para la formulación de
los currículos en constitución política y democracia. Organización
de Estados Iberoamericanos. Recuperado
de
www.oei.es/valores2/boletin6.htm
Prieto,
A., Zambrano, E., Martínez, M.
(2007). Ética pública en las
organizaciones
educativas: gerenciar para alcanzar el bien común. ORBIS. 6. 48-67.
Recuperado de http://www.revistaorbis.org.ve/pdf/6/6Art3.pdf
Rodríguez,
E. (2011). Educación, ética y democracia. Organización
de Estados
Iberoamericanos. Recuperado de
http://www.oei.es/valores2/rodriguez.htm