domingo, 8 de enero de 2017

El proceso de inducción y las relaciones laborales en los escenarios educativos

Por:  Heriberto Rodríguez Adorno

Las instituciones educativas exitosas toman en consideración una serie de técnicas y estrategias fundamentales para recabar la excelencia académica.  Por ello, la capacitación y la motivación en el personal docente desempeñan un rol importante en el entorno educativo.  En este sentido, el desarrollo continuo del maestro debe ser uno de los objetivos institucionales en un ambiente escolar.  El líder educativo debe procurar que los docentes obtengan las herramientas necesarias para lograr un proceso enseñanza y aprendizaje exitoso.  Asimismo, las estrategias educativas deben ir dirigidas a la atención de las necesidades que presentan los alumnos a consecuencia de una sociedad matizada por los constantes cambios.  Sobre el desarrollo docente, Vezub (2007) plantea que:
“El desafío es que los docentes se apropien de nuevas claves de lectura, interpretación y acción que les permitan trabajar en contextos escolares heterogéneos, con problemas sociales y culturales diversos.  Una nueva configuración del trabajo docente, capaz de dar respuesta a la complejidad e impredictibilidad de las situaciones que ocurren en las escuelas y en los salones de clase…”.  (p. 21)
            Ciertamente, uno de los desafíos de la educación se centra en la acogida que le brindan los entornos educativos al nuevo docente.  La inexperiencia puede desencadenar en situaciones pedagógicas desafortunadas tanto para el docente como para el alumnado.  Por lo tanto, se hace necesario formular un proceso de inducción para los maestros que comienzan y así garantizar un quehacer educativo de calidad.  Cónsono con este planteamiento, Colmenárez (2008) expone que:
“…el proceso de inducción de personal aplicado a los miembros de nuevo ingreso, se debe ofrecer como una alternativa de fácil acceso y como significativa oportunidad para agilizar la integración del personal con altas posibilidades de alcanzar los niveles de productividad académica y de investigación deseados”.  (p. 7)
            Por ende, es necesario analizar esa apertura al nuevo docente desde distintas perspectivas de los expertos.  En ese aspecto, Koehler y Kim (2012) en su artículo “Improving Beginning Teacher Induction Programs through Distance Education”, plantean que los primeros años del docente son determinantes para desarrollar su identidad como maestro.  Los autores señalan que los programas de preparación del docente ofrecen muy poca experiencia.  Sin embrago, para Koehler y Kim (2012), es importante los conocimientos que se adquieren en el aula.  El artículo plantea que los maestros necesitan apoyo para enfrentar muchos desafíos en sus primeros años de enseñanza.  De igual manera, Koehler y Kim (2012) exponen que las distintas investigaciones revelan que los programas de inducción diseñados adecuadamente pueden hacer una diferencia marcada en los nuevos docentes.  El artículo, a su vez, revela dos problemas que enfrentan los programas tradicionales de inducción:  1)  el foco principal de estos programas formales de mentoría ocurren fuera del salón y se desconectan de la práctica cotidiana; y 2)  no existe uniformidad en los programas de inducción y varía dependiendo de los recursos que tiene la institución.
            Para vencer esas barreras que impiden un buen programa de inducción, Koehler y Kim (2012) exponen que es necesario proporcionar el uso de tecnología de educación a distancia.  Los autores demuestran que los programas de mentoría e inducción utilizando la tecnología y la educación a distancia, han contribuido sustancialmente a eliminar esas barreras para beneficio del nuevo docente.   Los autores destacan varias ventajas del diseño de estos programas:  1) la experiencia consistente para los nuevos maestros de todas las escuelas; 2) la colaboración profesional y construcción de oportunidades comunitarias con colegiados del mismo campo; 3) el apoyo especializado en enfoques de relación y comunicación, estrategias instruccionales y técnicas de administración; y 4) el formato cómodo y flexible con acceso constante a recursos y apoyo.
            Se desprende del artículo, como tema principal, la importancia de diseñar programas de inducción y mentoría para los docentes nuevos incorporando la utilización de las tecnologías en su modalidad de educación a distancia.  Los autores exponen contundentemente que los programas tradicionales contribuyen limitadamente en esa formación del nuevo docente dificultando sus posibilidades de una integración acertada en la institución educativa.  Más aún, Koehler y Kim (2012) plantean que la uniformidad en el diseño de programas de inducción para docentes a través de la educación a distancia promueve un profesional capaz de atender un estudiantado influenciado por los constantes cambios sociales.  De igual manera, los autores pretenden demostrar las ventajas de dichos programas tecnológicos para los maestros.  A su vez, establecen que la formación docente utilizando tecnologías de educación a distancia, erradican los problemas que presentan los programas de inducción tradicionales.
            En cuanto a la evaluación entre iguales, el artículo de Koehler y Kim (2012) establecen la necesidad de los programas de formación tecnológica y educación a distancia.  Es decir, para uniformar las experiencias compartidas, construir oportunidades comunitarias a través de una colaboración profesional con colegiados del mismo campo y apoyo especializado relacionado a las estrategias instruccionales.  En concordancia con los autores, Keppell et al. en Ibarra, Rodríguez y Gómez (2012) establecen que “es conveniente favorecer el desarrollo de ambientes de aprendizaje auténticos donde se compartan significados y se construya conjuntamente el conocimiento, ofreciendo, además, amplias oportunidades de interacción social”.  (p. 3)  Asimismo, Koehler y Kim (2012) evidencian la importancia de los programas de mentoría, evaluación de pares e inducción a la docencia.  Los autores reconocen que dichos programas son necesarios para aspirar a una educación de calidad.  El artículo puntualiza los resultados que han tenido distintos escenarios educativos a través de la formación de docentes en programas tecnológicos de educación a distancia.
            Indudablemente, el proceso de inducción ayuda al desarrollo de los recursos humanos.  Los nuevos docentes traen al entorno escolar sus conocimientos teóricos.  Sin embargo, es importante la integración a la práctica que surge de las experiencias en el salón de clases.   Por ende, el proceso de inducción es indispensable para el nuevo docente ante los retos que representa las diferencias entre la teoría y la práctica.  En este aspecto, ese desarrollo del personal docente contribuye al fortalecimiento de un ambiente laboral asertivo ante los nuevos enfoques educativos.  Orozco en Colmenárez (2008) define el proceso de inducción como:
“…una fase del proceso administrativo que se pone en práctica en las organizaciones, a través del cual se ofrece al personal de nuevo ingreso la información necesaria para que pueda sin demoras, con confianza y seguridad incorporarse a su puesto de trabajo y contribuir eficazmente en el logro de los objetivos y metas institucionales”.  (p. 7)
            Todo sistema educativo debe diseñar procesos de inducción, mentoría y evaluación de pares.  Este diseño debe estar enmarcado en la igualdad de oportunidades para todos los docentes nuevos.  En efecto, es importante contribuir al fortalecimiento de este proceso a través de varias recomendaciones.  En primer lugar, es indispensable uniformar el acceso a un proceso de inducción para que todo docente nuevo obtenga el conocimiento necesario sin consideración del escenario educativo en el que se encuentra.  De igual manera, la inclusión de la tecnología como herramienta fundamental en dicho proceso puede ser determinante ante los nuevos enfoques educativos.  Asimismo, el artículo de Koehler y Kim (2012) establece que la educación a distancia contribuye a un proceso de inducción igualitario y continuo.  Por ende, es necesario el diseño de programas que utilicen este enfoque educativo fundamentado en formato cómodo y flexible con acceso continuo a los recursos y apoyo de profesionales.  Por su parte, el líder de cada institución escolar debe promover un proceso de inducción que brinde las estrategias instruccionales requeridas al nuevo docente para lograr las metas institucionales.
            Por otra parte, es necesario reconocer que la mentoría entre pares contribuye al fortalecimiento de una relación laboral enmarcada por el respeto y la inserción del nuevo docente a la realidad del escenario educativo.  Sobre el particular, Veláz (2009) expone que la mentoría entre pares “concibe y diseña el desarrollo profesional, y por tanto la fase de inserción, como una parte inseparable del proceso de cambio y mejora escolar”.  (p. 216)  Ciertamente, es importante proveer el espacio para que un docente mentor contribuya al desarrollo de las capacidades del nuevo docente.  De igual manera, se hace necesario una formación del maestro mentor a través de un desarrollo profesional continuo que vaya dirigido a fortalecer sus destrezas y contribuyan a un proceso de inducción efectivo.  Evidentemente, la integración del nuevo profesional al escenario educativo debe contener estrategias que le permitan conocer la realidad de ese entorno escolar, las necesidades particulares de su alumnado y el clima escolar que impera en la institución.
            En Puerto Rico, la Ley 68 “Ley orgánica del Departamento de Educación” establece en su artículo 3.05 que:
“El Secretario establecerá un programa de inducción al magisterio mediante el cual los maestros que posean experiencia orienten, auxilien y sirvan de guía tanto a los que se incorporan por primera vez al sistema como a los que hayan estado fuera del servicio activo por más de cinco (5) años.”
Lo dispuesto en esta ley fue recogido en la carta circular 5-2008-2009 titulada “Política pública y procedimientos para cumplir con los requisitos de la ley NCLB en relación a los maestros altamente calificados”.  Dicho documento legal establece los requisitos para determinar los maestros que están altamente cualificados en cada escuela de Puerto Rico.  Además, expone que el director escolar debe implantar el plan de desarrollo profesional tanto para los maestros altamente cualificados como para los docentes clasificados como no altamente cualificados.  En ese aspecto, los maestros de nuevo ingreso necesitan un proceso de inducción como establece la ley orgánica del Departamento de Educación y el director escolar debe desarrollarlo para garantizar un clima educativo asertivo. 
            El desarrollo de un proceso de inducción para los docentes nuevos debe incluir varios elementos indispensables.  En primer lugar, establecer el comité de inducción del plantel compuesto por tres maestros clasificados como altamente cualificados y el director escolar.  Dicho comité elaborará un plan de trabajo que incluirá las metas, los objetivos medibles, las actividades, los recursos que se utilizarán y la evaluación de cada etapa.  Este plan de trabajo será presentado al personal docente para que los componentes escolares comprendan la importancia de dicho proceso.  De igual manera, es necesario conocer la necesidad existente de reclutar nuevos docentes para determinar cuál debe ser el impacto del proceso de inducción en el entorno escolar.  Asimismo, es imprescindible que el director escolar supervise directamente el proceso que están llevando a cabo los maestros mentores y constatar si el mismo está cumpliendo con el plan establecido.  Finalmente, es necesario que el proceso de enseñanza y aprendizaje en el aula de los nuevos docentes, sea supervisado periódicamente.  De esta forma, se conocerá si el maestro está atendiendo cabalmente las necesidades de su alumnado y se realizarán distintas recomendaciones para un mejor desempeño de sus funciones.
            Ciertamente, el artículo de Koehler y Kim (2012) reconoce el proceso de inducción y mentoría como de gran impacto para todo escenario educativo.  De igual manera, exponen correctamente la necesidad de que todo docente se capacite en sus primeros años a través de programas que no contengan limitaciones.  En ese aspecto, los autores han establecido que el uso de la tecnología en la educación a distancia contribuye a erradicar el problema de acceso a la información ya que ésta modalidad provee recursos sin limitación de tiempo.  Indiscutiblemente, los autores han reconocido la necesidad de recursos que imponen los programas presenciales y la falta de uniformar la capacitación de los docentes en el proceso de inducción.  Sin embargo, el exponente no está de acuerdo con la uniformidad en el contenido de los programas de inducción por varias razones.  En primer lugar, la inducción o mentoría para un maestro deben ser atendidas de acuerdo a las necesidades particulares.  Asimismo, el clima escolar puede ser diferente para cada escuela y es un aspecto influyente en un proceso de inducción.  De igual manera, las necesidades académicas de los nuevos docentes es un punto de partida para la mentoría y puede variar de acuerdo a la institución en la que estudió el maestro.

Referencias
Carta circular 5-2008-2009.  Política pública y procedimientos para cumplir con los
            requisitos de la ley NCLB en relación a los maestros altamente calificados.
Colmenárez L.  (2008).  Proceso de inducción del personal docente del decanato de
            administración y contaduría de la UCLA.  Compendium.  11(20).  5-22. 
            Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=88002002
Ibarra, M., Rodríguez, S. &  Gómez, M.  (2010).  La evaluación entre iguales: beneficios y
            estrategias para su práctica en la universidad.  Revista de Educación.  359.  1-19.
            Recuperado de http://www.revistaeducacion.mec.es/doi/359_092.pdf
Koehler, A. & Kim, M.  (2012).  Improving beginning teacher induction programs through
            distance education.  Contemporary Educational Technology3(3).  212-233. 
Recuperado de https://web-b-ebscohost-com.nuc.idm.oclc.org/ehost/pdfviewer/pdfviewer?sid=01e5a260-590b-417f-8cdf-a6d2418078cf%40sessionmgr104&vid=1&hid=105
Ley Orgánica del Departamento de Educación de Puerto Rico de 1990.
Manzano, N., Martín, A., Sánchez, M., Rísquez, A. & Suárez, M.  (2012).  El rol del
            mentor en un proceso de mentoría universitaria.  Educación XX1.  15(2).  93-118.
            Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=70624504002
Vélaz (2009).  Competencias del profesor-mentor para el acompañamiento al profesorado
principiante.  Profesorado.  Revista de Currículum y Formación del Profesorado.  13(1).  209-229.  Recuperado de https://www.ugr.es/~recfpro/rev131ART14.pdf
Vezub, L.  (2007).  La formación y el desarrollo profesional docente frente a los nuevos
            desafíos de la escolaridad.  Profesorado.  Revista de currículum y formación del

profesorado.  3.  1-23.  Recuperado de https://www.ugr.es/~recfpro/rev111ART2.pdf

No hay comentarios:

Publicar un comentario