jueves, 18 de febrero de 2016

Las TIC y la importancia de la protección intelectual en el escenario educativo

Por:  Heriberto Rodríguez Adorno

La tecnología ha influenciado consistentemente en la educación en los últimos años.  Por ende, es necesario reflexionar sobre su contribución en el quehacer educativo, las consecuencias por el uso inadecuado y la aceptación por los componentes escolares como herramienta de vanguardia.  De acuerdo a Edel (2010):
“La comprensión de la virtualización en el proceso educativo y la apropiación y transformación de la virtualidad educativa, demanda profundizar en la naturaleza de los entornos diferenciados y/o emergentes de aprendizaje, dimensionar la contribución de “lo virtual” para la innovación educativa y valorar su impacto en los procesos educativos”.  (p. 9)
La integración de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en el escenario educativo supone un compromiso inquebrantable para lograr una educación de calidad.  En ese sentido, Benítez (2012) expone que “los procesos educativos se ven influenciados por una variedad de retos emergentes para el liderazgo por razón de las transformaciones sociales que inciden en las prácticas educativas y en la ejecución de los estudiantes”.  (p. 19)  En consecuencia, se requiere la inmersión de todos los componentes educativos para lograr sistemas de educación exitosos.  En ese contexto, Borges y Vizono (2014) plantean que la “sociedad del conocimiento requiere nuevos modelos para adecuar la formación a las necesidades de la sociedad que gracias a las TIC presentan un panorama distinto a la manera de actuar, de relacionarse y de aprender que conocíamos hasta ahora…”.  (p. 422)
            En la actualidad, una tecnología emergente en los entornos educativos es el Internet.    Esta herramienta ha permitido un acercamiento de la información para beneficio del aprendizaje.  Pérez y Florido (2003) concluyen que el “Internet es una poderosa herramienta para ayudar a la difusión del conocimiento y la educación, de hecho, es una de las mayores fuentes de información disponible.” (p. 2)  Por consiguiente, es indispensable hacer uso correcto de esta herramienta como recurso educativo para apoyo en el proceso de enseñanza y aprendizaje.  Desde esta perspectiva, el Internet contribuye a transmitir el conocimiento y a potenciar la educación con nuevas modalidades de enseñanza.  Sin embargo, el uso indebido del Internet representa consecuencias nefastas para cualquier entorno educativo.  Por lo tanto, es importante asumir responsabilidad respecto a la protección intelectual a través del uso del Internet y salvaguardar los estándares éticos y morales.
            La protección intelectual garantiza el derecho a una persona a disponer, como mejor entienda, de su creación mental publicada a través de investigaciones, escritos u otros.  Gamba y Escobar (2013) plantean que “el titular de ese derecho de uso puede disponer de su obra protegida por la propiedad intelectual y tiene la facultad de prohibir o modular las formas en las que otras personas dispongan de su obra.” (p. 6)  Por consiguiente, en el ejercicio de la función educativa, todos los componentes deben garantizar el derecho de proteger intelectualmente a quienes brindan sus conocimientos, investigaciones y opiniones sobre un tema en particular.  El proceso educativo en un centro docente debe procurar la utilización de fuentes de información de manera responsable y asertiva que conduzcan a un verdadero aprendizaje.
            El estudio de una situación pedagógica en un plantel escolar presenta al director impulsando la utilización del Internet como fuente de información en la sala de clases.  Los maestros acogen el proceso innovador que se quiere llevar a cabo en el centro escolar.  Sin embargo, en el proceso de investigación en acción para constatar el funcionamiento del proceso, el director escolar se percata que los maestros están violando los derechos de leyes sobre protección intelectual.  Esto se debe al mal manejo de la búsqueda de información en Internet.  Ciertamente, esta situación suscitada en un plantel escolar tiene varios puntos preponderantes.  En primer lugar, la violación a la ley de protección intelectual representa la controversia más neurálgica de este caso.  En Puerto Rico la Ley 55 del año 2012 conocida “Ley de Derechos Morales de Autor de Puerto Rico” define el derecho de autor como:
“el conjunto de derechos que la ley reconoce al autor sobre obras que ha producido con su inteligencia, en especial los que de su paternidad le sea reconocida y respetada, así como que se le permita difundir la obra, autorizando o negando en su caso, la reproducción”.
            Otro punto preponderante es la responsabilidad del líder educativo en la protección intelectual en su plantel escolar.  En ese sentido, en un escenario educativo debe existir la garantía de una educación enmarcada en los más altos estándares éticos y morales.  Desde esta perspectiva, el líder educativo debe promover los valores de integridad, respeto y civismo a través de una supervisión efectiva de todo el quehacer educativo.  Sin dudas, la comunidad escolar debe ser dirigida por un líder que ostente un estilo de liderazgo eficaz para lograr las metas establecidas a través de los distintos proyectos implantados en la institución.  En este contexto, Carda y Larrosa (2012) concluyen que:
“La persona llamada a asumir la dirección debe ser vista por la comunidad educativa con las cualidades precisas para satisfacer sus necesidades y conseguir sus aspiraciones.  Las cualidades se refieren a las actitudes adoptadas ante las situaciones conflictivas que se presentan, a la formación específica y a la capacidad de liderazgo para poder cumplir con las funciones directivas.  Habilidades y conocimientos profesionales que le capaciten para coordinar, gestionar, informar, controlar y asesorar a padres, profesores y alumnos”.  (p. 241)
De igual manera, otro planteamiento que se desprende de la situación pedagógica es la carencia de desarrollo profesional del docente.  Existe una necesidad apremiante de maximizar el desarrollo profesional del docente con las estrategias, recursos y metodologías esenciales para la efectividad del aprendizaje.
            La situación conflictiva presentada se traduce a la violación de leyes que garantizan el derecho de un autor y cómo el líder educativo enfrenta dicho dilema para resolverlo responsablemente.  Evidentemente, los docentes con su acción incorrecta pueden crear un clima educativo perjudicial para el alumnado y asumir riesgos que atentan contra una educación de calidad.  De esta forma, es importante determinar la preparación de los docentes para enfrentar la influencia tecnológica a través del uso correcto del Internet.  Por lo tanto, el director tiene la responsabilidad dentro de sus funciones docentes y administrativas de establecer una planificación estratégica que comprenda la utilización del Internet en la sala de clase como herramienta educativa.  En ese contexto, Tello y Aguaded (2009) plantean que:
“Con la integración de las tecnologías de la información y la comunicación en los centros educativos, además de las nuevas funciones socializadoras que se le están requiriendo al profesorado, es preciso vehicular estrategias que permitan adecuar la labor docente a los retos sociales en la actualidad. En esta línea de adecuación, entendemos por desarrollo profesional docente toda actividad en la que el profesorado se implica para alcanzar mayores cotas de buenas prácticas docentes; desde este punto de vista la formación permanente juega un papel crucial”.  (p. 31)
            En la solución de la situación planteada, el director escolar tiene la obligación de conocer las leyes, reglamentos y normas que rigen el quehacer educativo.  Para este caso es indispensable comprender e implantar los estatutos de la ley Ley 55 del año 2012 conocida “Ley de Derechos Morales de Autor de Puerto Rico para garantizar la protección intelectual.  En adición, el cumplimiento legal de la Ley 55 de 2012 fomenta un clima educativo enmarcado en los más altos estándares éticos y morales.  Cabe señalar, que los docentes deben contribuir a desarrollar seres humanos íntegros, justos y civilizados.  En ese contexto, el proceso de utilización del Internet como fuente de información debe ser fundamentado en el respeto al intelecto de quienes han dispuesto su trabajo para fines investigativos, educativos o de cualquier otra índole. 
            Para el líder educativo es fundamental promover la protección de la propiedad intelectual en su escenario educativo.  Por ende, debe ostentar las destrezas para orientar y guiar a todo su equipo de trabajo y evitar violación a los derechos y leyes que cobijan la propiedad intelectual.  Sin dudas, mantener un centro educativo orientado en esa dirección evita un manejo inadecuado de la utilización del Internet como una fuente valiosa de información.  Además, garantiza un proceso de enseñanza adecuado y genuino.  Para López, Álvarez y Hué (2010) “los líderes contribuyen indirectamente al aprendizaje de los alumnos, a través de su influencia sobre otras personas (sobre todo, profesores y familias) y a través de la creación de un clima de trabajo ordenado”.  (p. 59)
            La garantía de una buena utilización y un adecuado manejo de la tecnología suponen de estrategias que todo líder educativo debe implantar.  En primer lugar, permitir el continuo desarrollo profesional de los docentes a través de dos talleres durante el año escolar sobre el buen manejo del Internet.  En ese contexto, Tello y Aguaded (2009) concluyen que “los programas de formación del profesorado deben estar en consonancia directa con la labor que los docentes tienen que desarrollar de manera que tengan repercusión positiva en la mejora de la calidad de la enseñanza”.  (p. 32)  Por su parte, otra estrategia es el establecimiento de planes de trabajo dirigidos a la implantación de proyectos tecnológicos atemperados a la realidad del escenario educativo.  Dicha planificación debe estar basada en los elementos importantes de la institución:  infraestructura, dominio de los docentes en el área tecnológica, aprovechamiento académico del alumnado y la receptividad a los acelerados cambios sociales.  Para Palomino (2008) “una organización necesita  utilizar las herramientas de un plan estratégico para poder adecuarse al nuevo marco de una sociedad globalizada, de mercados dinámicos, de rápidos cambios tecnológicos y del surgimiento de nuevas expresiones identitarias, dentro de la cual se encuentra inmersa”.  (p. 13)
            El proceso efectivo de supervisión comienza en primera instancia por difundir las estrategias para evitar violar los derechos de autor y conservar la protección intelectual.  Es indispensable que el líder educativo conozca a cabalidad las ejecutorias de sus docentes y los procesos educativos que se llevan cabo en su institución.  En ese sentido, las visitas a la sala de clases, las entrevistas a los estudiantes tanto formales como informales, la interacción con el maestro y el contacto con los padres son sólo algunas de las herramientas que posee un director escolar para establecer un proceso de supervisión adecuado y corroborar la efectividad del plan estratégico.  Asimismo, otra estrategia que el líder educativo puede utilizar para una responsable protección intelectual es la amplia y abierta discusión con los docentes sobre las leyes que protegen el autor.  Evidentemente, antes de llevar a cabo una planificación sobre tecnología e Internet el docente debe conocer los alcances legales sobre la protección intelectual y así garantizar su fiel cumplimiento.  De igual manera, es necesario que se establezca un comité compuesto por el director, trabajador social y el bibliotecario escolar para realizar evaluaciones periódicas sobre los programas tecnológicos implantados en el plantel.
            Ciertamente, el líder educativo debe incrementar las destrezas de uso y manejo del Internet.  Los constantes cambios en los contextos sociales inciden en los escenarios educativos.  Por ende, el líder debe ser vanguardista y atemperar su institución a las necesidades de su alumnado.  Sin dudas, esto requiere una constante inmersión en el ámbito tecnológico a través de un profundo y constante desarrollo profesional.  Para Benítez (2012) “los escenarios educativos se transforman por la tecnología, que será el instrumento mediador para nuevas experiencias de formación como el uso de la Internet y de redes”.  (p. 22)  Asimismo, debe estudiar los proyectos tecnológicos implantados en otras instituciones y que han sido exitosos para conocer el proceso de planificación, implantación y evaluación.  De igual manera, el líder debe procurar conocer cuáles son las debilidades de su centro educativo para subsanarlas e implantar estrategias innovadoras que puedan llevarse a cabo exitosamente.  Finalmente, la protección intelectual es un derecho garantizado por leyes y normas que toda institución educativa debe respetar, comprender e implantar.  Todo proyecto tecnológico a través del Internet debe contener una garantía de cumplimiento con los derechos de autor y proteger la intelectualidad que una persona haya compartido con fines educativos, investigativos o de cualquier otra índole.
Referencias
Benítez, A.  (2012).  Integración de disciplinas técnicas para el desarrollo de
competencias interdisciplinaras:  Implicaciones para el liderazgo educativo.  (Disertación doctoral publicada).  Recuperado de ProQuest Dissertations and Theses (3509724)
Borges, A. & Vizoso, C.  (2014).  El origen de la tecnología en la educación:  pioneros. 
Historia y comunicación social.  19.  409-424.  Recuperado de http://search.proquest.com.nuc.idm.oclc.org/docview/1657587088/fulltextPDF?accountid=144835
Carda, R. & Larrosa, F.  (2012).  La organización del centro educativo:  manual para
maestros.  ECU.  Recuperado de http://site.ebrary.com/lib/elibronucocrevsp/reader.action?docID=10637819
Edel, R.  (2010).  Entornos virtuales de aprendizaje:  la contribución de “lo virtual” en la
educación.  Revista Mexicana de investigación educativa.  15(44).  7-15.  Recuperado de http://search.proquest.com.nuc.idm.oclc.org/docview/748341939/fulltextPDF?accountid=144835
Gamba, R. & Escobar, C.  (2013).  Protección legal del software en las tecnologías de la
información por medio de la propiedad intelectual.  Recuperado de https://derechoytics.uniandes.edu.co/components/com_revista/archivos/derechoytics/ytics125.pdf
Ley de Derechos Morales de Autor de Puerto Rico, 55 (2012).
López, J., Álvarez, M. & Hué, C.  (2010).  El liderazgo educativo.  Los equipos
directivos en centros de primaria, elementos básicos del éxito escolar.  España:  Misterio de educación de España.  Recuperado de http://site.ebrary.com/lib/elibronucocrevsp/reader.action?docID=10577132
Palomino, M.  (2008).  Estrategia de trabajo colaborativo para el diseño y la
elaboración del plan estratégico educativo de la congregación dominicas de Santa María Magdalena de Speyer. Recuperado de
PALOMINO_AGUILAR_MARCELINA_AMPARO_ESTRATEGIA_TRABAJO.pdf
Pérez, A. & Florido, R.  (2003).  Internet:  un recurso educativo.  Recuperado de
            http://www.ugr.es/~sevimeco/revistaeticanet/Numero2/Articulos/Intrecedu.pdf
Tello, J. & Aguaded, J.  (2009).  Desarrollo profesional docente ante los nuevos retos de
las tecnologías de la información y la comunicación en los centros educativos.  Revista de medios y educación.  34.  31-47.  Recuperado de http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2873704


miércoles, 10 de febrero de 2016

Un aprendizaje para la vida

Por:  Yolanda Ortiz Acevedo

El éxito en la empresa y en la vida depende de un liderazgo eficaz.  Existen varios factores que contribuyen a desarrollar y fortalecer un camino emprendedor para maximizar el liderazgo.  En esta dinámica, expertos en el área, se dan a la tarea de perfeccionar cada día para servir de entes motivacionales a las demás personas y las organizaciones.  Uno de los peritos de la transformación y el cambio en las empresas y en las personas es Robin Sharma.  Sharma se destaca por colaborar en el desarrollo de líderes influyentes y triunfantes en las épocas de cambio.  A través de su libro “El líder que no tenía cargo”, pretende llevar un mensaje de enseñanza para el fortalecimiento del liderazgo; el desarrollo de oportunidades; el secreto de la innovación profunda y la influencia en las demás personas.
La lectura trata de una leyenda reflexiva que promueve la invitación del liderazgo sin importar la posición o estatus de la persona.  Comienza el capítulo aludiendo al éxito y al liderazgo como parte de la condición humana.  Sharma (2011) expone que “todos nosotros nacemos siendo genios; por desgracia, la mayoría de nosotros muere en la mediocridad.”[1]  El autor revela la importancia de fortalecer las convicciones, los valores y el respeto en sí mismos para cultivar el liderazgo y ser exitosos a través de la vida.  De esta forma, resalta la autoeducación como estrategia de supervivencia para enfrentar las adversidades y tiempos difíciles.  Por ende, se desarrollan personas líderes capaces de encarar el mundo con valentía y ahínco.
La fábula inicia con el personaje de Blake quien será el recipiente de principios importantes sobre el liderazgo por parte de grandes maestros.  Blake perteneció al servicio militar y tuvo grandes batallas, incluyendo la muerte de sus padres.  Experimentó momentos difíciles los cuales marcaron su vida.  Aún así, el destino lo ubica a trabajar en una librería a pesar de su actitud negativa y el comportamiento apático.  Sin embargo, aquél lugar representó una nueva oportunidad de realizarse como persona. 
El primer encuentro de transformación que experimenta Blake es con Tommy, una persona de edad avanzada quien le sirve de guía para encaminar su vida y convertirse en su mentor.  A través de Tommy, Blake recibe grandes aportaciones y enseñanzas sobre el liderazgo.  Ante la resistencia de Blake en su actual posición en la librería, Tommy le inquiere reflexiones adecuadas para la motivación y el compromiso genuino.  Resalta que “todos llevamos un líder interior, todos poseemos la capacidad natural para ser líderes y no tiene que ver con un alto cargo, ni con la edad, ni dónde vivimos.”[2]  En este sentido, le enfatiza sobre las posibilidades de dejar un legado; la calidad de trabajo y la excelencia de servicio como estrategias claves en una empresa.  El aporte inicial de Tommy se redujo en tres letras:  LSC, “Liderar sin cargo”.  Sin duda, el mentor de Blake resaltó el liderazgo como parte integral del ser humano en todos los aspectos de la vida.
El mentor conduce a Blake a la autorrealización como persona.  Emprende su primer viaje de aprendizaje sobre el liderazgo con Anna, una empleada de limpieza de uno de los hoteles mejores del mundo de Nueva York.  A través de Anna, Blake recibió el primer principio del liderazgo:  “No hace falta tener un cargo para ser líder.”  La maestra enfatizó en siempre dar lo mejor de uno mismo para crear resultados excepcionales en el lugar de trabajo.  Basó su filosofía en el acrónimo IMAGE, (Innovación, Maestría, Autenticidad, Gran Valor y la Ética).  Con sus postulados, Anna destacó la importancia de la imagen en la empresa concluyendo que: “el éxito del liderazgo se encuentra en la intersección entre la excelencia y la integridad.”[3]
La segunda conversación de liderazgo se centró en el siguiente principio:  “Las épocas turbulentas crean grandes líderes”.  A través de Ty Boyd, un esquiador destacado, Blake aprendió la importancia desafiar los miedos para obtener crecimiento y maximizar el potencial del liderazgo.  Con el acrónimo SPARK (Sinceridad, Priorizar, Adversidad, Responder y no Reaccionar y Kudos (ensalzar)), reconoció la responsabilidad de dominar el cambio e inspirar con la chispa de la energía a los demás.  El mentor puntualizó en la excelencia, en el buen trabajo, proporcionar lo mejor de uno y ser visionario.  Asimismo, el tercer maestro fue Jackson Chan, un jardinero visionario que colaboró con Blake a través de la siguiente enseñanza:  “Cuanto más profundas sean tus relaciones, más fuerte será tu liderazgo.”  Chan instó a Blake a liderar sin cargo con pequeños pasos y pronto se convertirán en hábitos.  Utilizó el acrónimo SERVE (Ser Servicial, Escuchar, Relacionarse, Valorar la Diversión y Estimar y Cuidar) para transmitir el mensaje principal de servir a los demás.  Recalcó el valor de todos los componentes de una organización y la fortaleza en el liderazgo.  Finalmente, Jet Brisley, masajista terapéutico, fue su cuarto maestro quien le transmitió el mensaje de:  "Para ser un gran líder, primero hay que ser una gran persona”.  Su aportación giró en torno al acrónimo SHINE (Saber Percibir, Hacer Ejercicio y Cuidar la Salud, Inspiración, Nutrir los lazos familiares, Elevar tu Estilo de Vida).  Jet acentuó en la transformación personal, en brillar y dejar huellas como parte de la aportación de ser líderes. Además, inculcó el interés de perfeccionarse desde el interior fortaleciendo el carácter y los actos diarios.
Ciertamente, el autor destaca que todos los seres humanos son capaces de liderar desde cualquier cargo que ocupen ya que poseen unas capacidades fundamentales.  De hecho, a través del mentor, Tommy censuró la conducta de ser víctima y promovió la ruta hacia la grandeza de un líder.  Este aspecto fue mostrado a través de la vida de Blake cuando recordaba su época de soldado e iniciaba sus lamentaciones por los eventos vividos, los cuales luego visualizó como una ayuda para fortalecerse como persona.  Así también, la enseñanza giró en torno de diversas filosofías para el trabajo y la vida de cualquier persona sin distinciones con las contribuciones de cuatro maestros:  Anna, Ty Boyd, Jackson Chan y Jet.  Sin dudas, el aprendizaje dictó la herramienta LSC, “Liderar sin cargo” como plataforma esencial para abordar el liderazgo, lo cual se basó en la influencia y en hacer lo mejor posible en cada situación.
En primer lugar, el autor demostró que cada persona puede ser un líder sin tener un cargo o posición asignado.  Este principio profundizó en la capacidad que tienen las personas en descubrir los placeres sencillos de la vida a partir del control de los pensamientos y la toma de decisiones correcta.  Asimismo, afianzó el desarrollo del potencial de liderazgo con la implantación de cuatro poderes naturales que promueven las virtudes de las personas, la confianza y la inspiración e influencia en los demás.  Evidentemente, el mensaje principal giró en torno a realzar los trabajos de la empresa con un espíritu de entrega y pasión, sentido de pertenencia y enfoque significativo.
Otro fundamento que transmitió Robin Sharma es la oportunidad de crear grandes líderes en periodos de crisis y caos.  Tal y como expresa el autor “las condiciones duras son oportunidades para convertirnos en héroes.”[4]  En este escenario es cuando el ser humano tiene la oportunidad de traspasar límites, mostrar valentía y desafiar el miedo para hacerse más fuerte como persona.  De esta forma, el liderazgo se enriquece y permite desarrollar destrezas y habilidades en bienestar de la organización.  Por otro lado, es esencial enfrentar los miedos y las limitaciones con el fin de adaptarse a los diversos escenarios.  Por ende, los líderes demandan estar en constante movimiento para expandir las posibilidades y los campos de acción en este mundo de continuo cambio.
Igualmente, es evidente que el liderazgo se fortifica a través de las relaciones y conexiones humanas.  El éxito del mismo se obtiene a través de la transformación de vidas con acciones y ejemplos.  En una organización, todos cuentan, todos son importantes para cumplir a cabalidad con las metas y objetivos proyectados.  El sentido del servicio es importante para lograr la productividad colectiva.  Para ello, se requiere mantener siempre la humildad y la sencillez como seres humanos.
Por otra parte, la última idea planteada por el autor, enfatiza en la importancia de entrenar y fortalecer el líder interior.  Ciertamente, no es posible dar algo que no se tiene en el momento.  Por lo tanto, es esencial fortalecer el liderazgo personal para contribuir a cambiar el mundo.  Es necesario enfocar los nuevos hábitos y acciones en pro de ser una mejor persona.  Se requiere a su vez, constantemente recordar los grandes objetivos que corresponden a las pequeñas acciones y la paciencia continua.
Cada una de las prácticas presentadas por el autor son ricas en enseñanzas.  Más aún, representan una exhortación a aspirar siempre a la perfección comenzando con pequeños pasos que se convertirán en hábitos.   Todos los seres humanos tienen la oportunidad de liderar sin cargo, enfrentando desafíos y las necesidades de la humanidad.  Sólo se requiere el deseo de implicarse y el compromiso de dejar un legado a la sociedad.
Referencia
Sharma, R. (2011).  El líder que no tenía cargo:  Una fábula moderna sobre el éxito en la
empresa y en la vidaNew York, NY:  Vintage Español.



[1] Sharma, R. (2011).  El líder que no tenía cargo:  Una fábula moderna sobre el éxito en la empresa y en la vida.  pp. 15.  New York, NY:  Vintage Español.
[2] Sharma, R. (2011).  El líder que no tenía cargo:  Una fábula moderna sobre el éxito en la empresa y en la vida.  pp. 37.  New York, NY:  Vintage Español.
[3] Sharma, R. (2011).  El líder que no tenía cargo:  Una fábula moderna sobre el éxito en la empresa y en la vida.  pp. 117-118.  New York, NY:  Vintage Español.
[4] Sharma, R. (2011).  El líder que no tenía cargo:  Una fábula moderna sobre el éxito en la empresa y en la vida.  pp. 124.  New York, NY:  Vintage Español.

martes, 9 de febrero de 2016

El líder educativo como agente de cambio

Por:  Heriberto Rodríguez Adorno

La educación actual requiere de líderes responsables capaces de impulsar medidas y estrategias que redunden en beneficio del entorno educativo.  Para ello, resulta necesario una cultura educativa receptiva a los cambios sociales y con la capacidad de voluntad y determinación para optimizar el proceso de enseñanza y aprendizaje.  Es indispensable mantener el enfoque adecuado y la actitud positiva para un quehacer educativo exitoso.  En ese aspecto, Unceta (2008) expresa que “si se pretende que los centros educativos constituyan un lugar central en la transmisión del conocimiento y de los valores sociales dominantes en cada sociedad, es fundamental que la actividad que en ellos se desarrolla resulte congruente con su entorno social”.  (p. 419)  Sin dudas, los entornos educativos deben ser dirigidos por líderes efectivos que se promuevan como agentes de cambio ostentando un estilo de liderazgo eficaz.  De esta manera, se puede responder contundentemente a la resistencia de algunos componentes escolares.
            La situación pedagógica de estudio presenta un director en vía de implementar un nuevo proceso tecnológico en un plantel escolar.  Al presentar el proceso a su equipo de trabajo en una reunión se percata que tiene opiniones encontradas sobre el asunto.  Por un lado, parte del equipo acoge efusivamente el nuevo proceso tecnológico a implantarse y la otra parte, se resiste a aceptarlo.  Evidentemente, este choque de opiniones crea un disloque en el clima escolar y coloca en riesgo el objetivo que pretende lograr el director del plantel.  Cabe señalar, que la medida del director se encamina a apoyar el ámbito educativo con la tecnología para maximizar el proceso de enseñanza y aprendizaje.  En ese sentido, un líder educativo vanguardista asume un rol protagónico en la implementación de nuevas estrategias que incidan en un mejor proceso educativo.  Dussel y Quevedo (2010) plantean que el dominio de los alumnos con nuevas tecnologías supone un desafío para los docentes.
            La implementación de estrategias, metodologías y herramientas tecnológicas convierten el centro escolar en uno vanguardista.  De igual manera, el estudiante actual requiere de una educación impulsada por tácticas innovadoras de enseñanza a tono con las nuevas tendencias de la tecnología que maximicen su aprovechamiento académico.  Asimismo, es preciso reconocer que los avances tecnológicos inciden dramáticamente en los entornos sociales provocando constantes cambios.  En ese contexto, la educación debe cumplir con su función social de desarrollar un ser humano presto para responder positivamente al ambiente social.  Para Dussel y Quevedo (2010): 
“El cambio tecnológico y el giro cultural que se ha vivido en los últimos treinta años representan para la escuela un desafío diferente del que hasta ahora se venía planteando, ya que en varios sentidos, ponen en cuestión sus principios básicos, sus formas ya probadas de enseñanza-aprendizaje, su estructura organizacional y edilicia, así como las capacidades de quienes están al frente de los procesos educativos”.  (p. 63)
            Por otra parte, el líder educativo es un ente de cambio que requiere de destrezas esenciales que propicien un centro educativo de calidad.  Evidentemente, el estilo de liderazgo eficaz en un líder ejerce una influencia en los seguidores.  Como consecuencia, los líderes son capaces de implantar numerosas y variadas estrategias logrando una organización efectiva y atemperada a los cambios.  En ese contexto, los escenarios educativos demandan nuevos modelos de enseñanza pertinentes al alumnado actual.  Por ende, el líder educativo debe fomentar un clima organizacional efectivo a través de una gobernanza democrática y participativa en el centro escolar.  De igual manera, debe inmiscuirse en el proceso enseñanza-aprendizaje a través de una efectiva supervisión.  Asimismo, debe procurar la integración de todos los componentes escolares en la confección, establecimiento y logro de las metas institucionales.
            De acuerdo al exponente, un líder debe presentar rasgos que complementen sus destrezas de promoción hacia un escenario educativo eficaz y vanguardista.  Las características del líder deben fomentar un centro escolar capaz de comprender, aceptar e implantar los cambios para beneficio del alumnado.  Sin dudas, se puede lograr a través de un líder que:  comunique efectivamente; mantenga un compromiso inquebrantable con el servicio en el plantel; ostente el carácter para asumir posturas y tomar decisiones; y promueva los más altos estándares éticos y morales en su desempeño.  En ese contexto, Gento y Cortés (2011) exponen que entre los rasgos que debe presentar un líder educativo deberían estar un compromiso de servicio hacia los demás, el control de las emociones, atención a los detalles, aceptación de la responsabilidad, sinceridad, honestidad, lealtad a la institución, aprendizaje de los errores y aceptar el riesgo.  Asimismo, lo plantea Senge, et al. en Brooks y Southerland (2014) “los líderes eficaces para un cambio duradero aprenden sobre sus sistemas de organización, utilizan el conocimiento y el capital social-político, y motivan a los miembros de su organización para aprender juntos para un cambio positivo”.  (p. 341)
            Por su parte, la resistencia al cambio es una respuesta innata y predecible en todas las organizaciones.  El temor por lo desconocido, la incertidumbre de innovar y la falta de una comunicación efectiva entre el líder y los miembros de una institución, son factores que conducen a la resistencia a los cambios.  Evidentemente, existen escenarios educativos afectados por los factores de resistencia que involucran al líder, los docentes, padres y demás componentes escolares.  Para Paredes (2004) “las escuelas, aunque parezca lo contrario, son organizaciones más complejas que las empresas.  Están construidas sobre relaciones y estas relaciones preservan muy fuertemente el statu quo”.  (p. 739)  Por ende, es indispensable que el líder educativo impulse diversas estrategias de forma asertiva para erradicar la resistencia al cambio en el escenario escolar.  Cada integrante educativo debe comprender que el cambio se lleva a cabo para reforzar las experiencias exitosas y subsanar los errores.  En ese contexto, el líder educativo debe promover una comunicación efectiva entre los miembros del plantel.  De igual manera, es necesario cultivar una toma de decisiones participativa en la que todos los componentes educativos conozcan la dirección del entorno escolar.  Además, es indispensable proveer al docente las herramientas necesarias para un continuo desarrollo profesional.  A parte de que es esencial el proceso de evaluación continua en los escenarios educativos para determinar fortalezas y debilidades que inciden en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
            El autor considera que una situación pedagógica como la planteada debe atenderse responsablemente para fomentar un entorno vanguardista y potenciar la formación académica y profesional.  La pertinencia de impulsar el cambio en el escenario educativo como líder y agente de cambio conduce a nuevas oportunidades educativas al estudiantado; mejorar la calidad de enseñanza; promover la comunicación entre los componentes y facilitar el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación para crecimiento y avance profesional.  Es necesario la concienciación de todos los componentes escolares sobre el proceso dinámico que debe permear en los escenarios educativos.  De esta manera, se adapta la educación a la realidad social del alumnado y sus necesidades.  Asimismo, el director escolar ante una situación pedagógica como la presentada debe plantear los retos del nuevo paradigma y el acceso al conocimiento que redunden en una calidad educativa.  Todos los cambios en los entornos educativos deben ser fundamentados por los factores que podrían colocar en riesgo el quehacer educativo.  Así también, la solución de problemas, la atención al riesgo de fracasar y la adaptación del escenario educativo a la realidad del alumnado son factores que requieren de una toma de decisiones participativa.  Por ende, el director escolar debe involucrar a su equipo de trabajo en la búsqueda de soluciones a los problemas del plantel.  De esta manera,  los componentes escolares se sienten parte del proceso decisional que les afecta aceptándolo, defendiéndolo e implantándolo.  Para Gento (2002):
“líder es aquella persona (o grupo de personas) capaz de provocar la liberación, desde dentro, de la energía interior de otros seres humanos, para que éstos voluntariamente se esfuercen por alcanzar, del modo más eficaz y confortable posible, las metas que dichos seres humanos se han propuesto lograr para conseguir su propia dignificación y la de aquellos con quienes conviven en un determinado entorno y contexto al que prestan el necesario cuidado.”  (p. 183)
            Ciertamente, los escenarios educativos deben promover una cultura de adaptación al cambio.  Los contextos sociales demandan que la educación sea adaptable a sus necesidades sin descuidar cuál es su función social.  Por ende, en los centros educativos debe existir una apertura a la innovación social con los nuevos entornos de aprendizaje basados en la tecnología.  Gialamas, Pelonis y Medeiros (2014) exponen que: 
“El cambio organizacional puede y debe ocurrir en varios niveles:  adaptación de nuevos programas; nivel de estudio; e implementación de nuevas estrategias metodológicas.  Sin embargo, un cambio sostenible debe ocurrir en un nivel más profundo para solucionar algún factor que está afectando la institución.  Además, a través del cambio los miembros deben aportar nuevas formas de pensar, comportarse, creando conocimientos e interactuando con los demás para lograr las metas y objetivos establecidos en armonía con los objetivos profesionales de cada componente escolar”.  (p. 74)
  Por su parte, es necesario que todo líder educativo maneje adecuadamente la resistencia al cambio.  En ese contexto, debe presentar características y habilidades que le permitan ostentar un estilo de liderazgo influyente sobre los miembros de la organización.  Murillo (2006) plantea que:
Un centro se desarrolla cuando incrementa los aprendizajes de sus alumnos, reuniendo de manera conjunta tanto la labor del aula como la del centro.  La mejora del centro depende de la acción coordinada de los propios implicados.  El directivo identifica, establece acuerdos y metas deseables, estimulando y desarrollando un clima de colaboración, apertura y confianza, lejos de la competitividad entre las partes”.  (p. 19)




Referencias
Brooks, J. & Sutherland, I. (2014).  Educational leadership in the Philippines: Principals
perspectives on problems and possibilities for change.  Planning & Changing.  45(3/4).  339-355.  Recuperado de http://search.proquest.com.nuc.idm.oclc.org/docview/1719405356/fulltextPDF?accountid=144835
Dussel, I. & Quevedo, L.  (2010).  Educación y nuevas tecnologías: los desafíos
pedagógicos ante el mundo digital.  Recuperado de http://flacso.org.ar/publicaciones/educacion-y-nuevas-tecnologias-los-desafios-pedagogicos-ante-el-mundo-digital/
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miércoles, 3 de febrero de 2016

La importancia de garantizar los aspectos éticos y legales en una institución educativa

Por:  Heriberto Rodríguez Adorno

Los entornos educativos tienen la responsabilidad de promover el desarrollo integral del ser humano, garantizar la inclusión y respetar la equidad de género.  La aspiración de la educación debe estar enmarcada en la formación de una sociedad que suscite:  la tolerancia a la diversidad; el respeto a la dignidad; la defensa de la justicia; y la construcción continua de la lealtad.  Además, las instituciones de educación están llamadas a avalar un quehacer educativo exitoso académica y socialmente.  Por ende, la discriminación en una institución interrumpe la faena educativa e incursiona en proceso de hostilidad y de fracaso que concluye con problemas legales o judiciales, violación de derechos constitucionales y un clima escolar tenso.  En el ambiente escolar es vital que se fomente las relaciones sociales y el respeto por todos. En este aspecto, Romero (2009) plantea que “la escuela si bien puede ser un excelente mecanismo para el cambio cultural, de hecho lo fue, es al mismo tiempo un dispositivo muy claro de la reproducción cultural del sistema social”.  (p. 4)
            En un estudio de caso contra un instituto de cosmetología en Puerto Rico se puede contemplar cómo las acciones y ejecución colocan de manifiesto la discriminación.  En el verano de 2010 una joven madre soltera fue admitida a cursar estudios de cosmetología en el “Modern Hairstyling Institute, Inc.”  Esta joven madre estaba desempleada y pretendía estudiar para obtener más oportunidades de empleo.  El instituto admitió a la joven, pero al conocer que la estudiante era VIH positivo retiró su oferta de estudio.  La perjudicada acudió a la American Civil Liberties Union (ACLU) en Puerto Rico y se le ordenó al instituto matricular a la joven madre ya que su acción era ilegal.  La institución hizo caso omiso de la decisión de la ACLU y no matriculó a la perjudicada.  En su lugar, radicó una demanda en el Tribunal Federal solicitándole que declarara que el instituto no tenía obligación de cumplir con la Ley ADA por estar exentos en casos de estudiantes VIH positivo.  Posterior, la ACLU radicó una querella formal al Departamento de Justicia de Estados Unidos por entender que el “Modern Hairstyling Institute, Inc.” discrimina contra personas con VIH ya que se encontró la existencia de otro caso similar.  El Departamento de Justicia transigió el caso y la perjudicada fue matriculada  y compensada económicamente.  La penalidad a la institución consistió en pagar una multa federal y comprometerse a desistir de dicha conducta discriminatoria.
            Es indispensable reconocer que la discriminación atenta contra el desarrollo integral del ser humano.  En el estudio de una situación pedagógica, el exponente planteó que:  “Todo trato de inferioridad en el quehacer educativo puede provocar fracaso académico y afectar la autoestima del perjudicado”.  En Puerto Rico, la Constitución en el artículo 2 en su sección primera establece lo siguiente:  “La dignidad del ser humano es inviolable. Todos los hombres son iguales ante la Ley. No podrá establecerse discrimen alguno por motivo de raza, color, sexo, nacimiento, origen o condición social, ni ideas políticas o religiosas”.  De igual manera, la sección 8 expone:  “Toda persona tiene derecho a protección de ley contra ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida privada o familiar”.  En el caso presentado, estas dos disposiciones del principal documento legal de Puerto Rico fueron violadas.  Sin dudas, se atentó contra la dignidad de la estudiante al ser expulsada por la institución debido a razones de salud.  Ciertamente, dicha condición no es impedimento para brindarle la oportunidad de estudios a la estudiante y tampoco representa riesgo para la población estudiantil.  Además, el instituto actuó de manera arbitraria con la joven madre tras no cumplir con la orden de la ACLU de matricularla nuevamente y acudir al Tribunal Federal. 
El líder educativo es un ente clave en el proceso de formación del individuo.  Sin dudas, se requiere que el liderazgo dentro del contexto escolar esté enmarcado en el aprendizaje continuo; los valores constitucionales y el cumplimiento de la política pública de la organización.  En este esfuerzo, es necesario reconocer que los componentes educativos, docentes, estudiantes, personal no docente y padres, son parte del medio ambiente que rodea la institución.  Por ende, el líder educativo debe promover una educación inclusiva y de calidad que garantice los derechos en igualdad de condiciones.  La actitud y las ejecutorias sobre el caso por parte del “Modern Hairstyling Institute, Inc.” fueron discriminatorias y se atentó contra los derechos civiles de la perjudicada.  Utilizar una condición de salud para impedir su proceso educativo va en detrimento de la dignidad de un ser humano.  En una circunstancia como la presentada la función de todo líder es garantizar a la estudiante un proceso educativo adecuado.  Vega (1999) plantea que:
“Es necesario recordar que la educación no es ajena a ninguna problemática que aparezca en la sociedad por compleja que sea ésta.  Donde hay personas por medio, la educación tiene algo que decir, al interesarse por el pleno desarrollo de los individuos dentro de las propias circunstancias”.  (p. 2)
            El manejo de un caso como el presentado requiere que el líder educativo promulgue los más altos estándares éticos.  Es necesario llevar a cabo un proceso correcto y justo para garantizar el derecho que le cobija a la perjudicada.  En primer lugar, cuando el instituto conoció sobre su condición de salud, el líder educativo debió impartir las instrucciones correspondientes para mantener la matrícula de la estudiante activa.  Además, era necesario una reunión con la estudiante para conocer detalles de algún aspecto que pudiera impedir un desempeño académico adecuado sin entrar en los méritos de la condición.  De igual manera, en vías del servicio estudiantil, la joven se hubiese beneficiado del personal de apoyo de la institución recibiendo ayuda emocional y  orientaciones sobre diversos programas existentes.  Asimismo, el líder educativo tendría la oportunidad de establecer interna y confidencialmente un protocolo sobre el manejo de situaciones en estos temas y aplicarlo en otros casos futuros. 
Por su parte, el líder educativo tiene la responsabilidad de velar por el fiel cumplimiento de las normas y la política pública de cualquier agencia.   En esencia, debe conocer el funcionamiento a cabalidad de los supervisados y conocer sobre las decisiones que inciden en la organización.  Evidentemente, en el caso de estudio, los representantes situaron la institución en una posición delicada y frágil ante la perjudicada, autoridades gubernamentales y la población estudiantil.  Posiblemente, surge a consecuencia del desconocimiento en cómo manejar casos de esta índole; la falta de controles en los reglamentos; y la carencia de asesoría continua.  Desde esta perspectiva, es necesario el adiestramiento continuo para todos los componentes de la institución en el manejo de casos como el presentado.  Además, es importante que los reglamentos estén atemperados a las necesidades y particularidades de la población estudiantil.  Un dato significativo es auscultar la posibilidad de tomar medidas disciplinarias por no defender los intereses de la organización y privar a un estudiante de una educación adecuada.  En este aspecto, es importante recalcar a todos los componentes en una institución educativa que no es permisible coartar los derechos constitucionales al ser humano.  De igual manera, deben reconocer la función social de la educación como herramienta de progreso en los países.  Todo entorno educativo debe promover la educación inclusiva como vehículo de éxito en su estudiantado.  Murillo et al. (2010) plantean que:
“Una educación equitativa y de calidad es, por definición, una educación inclusiva, en tanto tiene el imperativo ético de garantizar el acceso, la plena participación y el aprendizaje de todos y cada uno de los estudiantes, independientemente de sus diferencias personales y su procedencia social y cultural”.  (p. 171)
            Todo líder educativo debe salvaguardar los aspectos éticos y legales en la institución.  Partiendo de esta premisa, el líder contribuye con el progreso y la excelencia educativa.  Sin dudas, exponer a un entorno educativo al incumplimiento de leyes y reglamentos lo llevaría al fracaso con consecuencias nefastas.  De igual manera, la función social de la educación a través del desarrollo integral del ser humano está fundamentada en valores éticos como:  justicia, respeto, dignidad y civismo.  Una institución educativa que no promueva dichos valores no puede cumplir con su meta educativa y social.  En ese sentido, es importante que el líder educativo asegure que su institución garantice el derecho a una educación adecuada e inclusiva.  Por ende, la comunicación y supervisión efectivas son determinantes para mantener un entorno educativo que cumpla con su encomienda ética y legal.  Asimismo, la importancia de mantener su personal adiestrado es fundamental para evitar malas prácticas en el quehacer educativo que dan apertura a casos judiciales contra la institución.  Finalmente, el líder educativo debe promover los más altos estándares éticos y morales en el manejo de su organización:  apertura a la diversidad; justicia en la toma de decisiones; y respeto a la dignidad del ser humano.
Referencias
Murillo, F., Krichesky, G., Castro, A. & Hernández, R.  (2010).  Liderazgo para la
            inclusión escolar y la justicia social.  Aportaciones de la investigación.  Revista
            latinoamericana de educación inclusiva.  5.  169-186.  Recuperado de
            http://www.rinace.net/rlei/numeros/vol4-num1/art8.pdf
Romero, G.  (2009).  Educar en valores:  evitar la discriminación en el aula.  Innovación
y experiencias educativas.  16.  1-10.  Recuperado de
Vega, A.  (1999).  La escuela ante el SIDA y sus consecuencias. Profesorado revista de
            currículum y formación del profesorado.  3(2).  1-13.  Recuperado de

            https://www.ugr.es/~recfpro/rev32COL1.pdf