martes, 9 de febrero de 2016

El líder educativo como agente de cambio

Por:  Heriberto Rodríguez Adorno

La educación actual requiere de líderes responsables capaces de impulsar medidas y estrategias que redunden en beneficio del entorno educativo.  Para ello, resulta necesario una cultura educativa receptiva a los cambios sociales y con la capacidad de voluntad y determinación para optimizar el proceso de enseñanza y aprendizaje.  Es indispensable mantener el enfoque adecuado y la actitud positiva para un quehacer educativo exitoso.  En ese aspecto, Unceta (2008) expresa que “si se pretende que los centros educativos constituyan un lugar central en la transmisión del conocimiento y de los valores sociales dominantes en cada sociedad, es fundamental que la actividad que en ellos se desarrolla resulte congruente con su entorno social”.  (p. 419)  Sin dudas, los entornos educativos deben ser dirigidos por líderes efectivos que se promuevan como agentes de cambio ostentando un estilo de liderazgo eficaz.  De esta manera, se puede responder contundentemente a la resistencia de algunos componentes escolares.
            La situación pedagógica de estudio presenta un director en vía de implementar un nuevo proceso tecnológico en un plantel escolar.  Al presentar el proceso a su equipo de trabajo en una reunión se percata que tiene opiniones encontradas sobre el asunto.  Por un lado, parte del equipo acoge efusivamente el nuevo proceso tecnológico a implantarse y la otra parte, se resiste a aceptarlo.  Evidentemente, este choque de opiniones crea un disloque en el clima escolar y coloca en riesgo el objetivo que pretende lograr el director del plantel.  Cabe señalar, que la medida del director se encamina a apoyar el ámbito educativo con la tecnología para maximizar el proceso de enseñanza y aprendizaje.  En ese sentido, un líder educativo vanguardista asume un rol protagónico en la implementación de nuevas estrategias que incidan en un mejor proceso educativo.  Dussel y Quevedo (2010) plantean que el dominio de los alumnos con nuevas tecnologías supone un desafío para los docentes.
            La implementación de estrategias, metodologías y herramientas tecnológicas convierten el centro escolar en uno vanguardista.  De igual manera, el estudiante actual requiere de una educación impulsada por tácticas innovadoras de enseñanza a tono con las nuevas tendencias de la tecnología que maximicen su aprovechamiento académico.  Asimismo, es preciso reconocer que los avances tecnológicos inciden dramáticamente en los entornos sociales provocando constantes cambios.  En ese contexto, la educación debe cumplir con su función social de desarrollar un ser humano presto para responder positivamente al ambiente social.  Para Dussel y Quevedo (2010): 
“El cambio tecnológico y el giro cultural que se ha vivido en los últimos treinta años representan para la escuela un desafío diferente del que hasta ahora se venía planteando, ya que en varios sentidos, ponen en cuestión sus principios básicos, sus formas ya probadas de enseñanza-aprendizaje, su estructura organizacional y edilicia, así como las capacidades de quienes están al frente de los procesos educativos”.  (p. 63)
            Por otra parte, el líder educativo es un ente de cambio que requiere de destrezas esenciales que propicien un centro educativo de calidad.  Evidentemente, el estilo de liderazgo eficaz en un líder ejerce una influencia en los seguidores.  Como consecuencia, los líderes son capaces de implantar numerosas y variadas estrategias logrando una organización efectiva y atemperada a los cambios.  En ese contexto, los escenarios educativos demandan nuevos modelos de enseñanza pertinentes al alumnado actual.  Por ende, el líder educativo debe fomentar un clima organizacional efectivo a través de una gobernanza democrática y participativa en el centro escolar.  De igual manera, debe inmiscuirse en el proceso enseñanza-aprendizaje a través de una efectiva supervisión.  Asimismo, debe procurar la integración de todos los componentes escolares en la confección, establecimiento y logro de las metas institucionales.
            De acuerdo al exponente, un líder debe presentar rasgos que complementen sus destrezas de promoción hacia un escenario educativo eficaz y vanguardista.  Las características del líder deben fomentar un centro escolar capaz de comprender, aceptar e implantar los cambios para beneficio del alumnado.  Sin dudas, se puede lograr a través de un líder que:  comunique efectivamente; mantenga un compromiso inquebrantable con el servicio en el plantel; ostente el carácter para asumir posturas y tomar decisiones; y promueva los más altos estándares éticos y morales en su desempeño.  En ese contexto, Gento y Cortés (2011) exponen que entre los rasgos que debe presentar un líder educativo deberían estar un compromiso de servicio hacia los demás, el control de las emociones, atención a los detalles, aceptación de la responsabilidad, sinceridad, honestidad, lealtad a la institución, aprendizaje de los errores y aceptar el riesgo.  Asimismo, lo plantea Senge, et al. en Brooks y Southerland (2014) “los líderes eficaces para un cambio duradero aprenden sobre sus sistemas de organización, utilizan el conocimiento y el capital social-político, y motivan a los miembros de su organización para aprender juntos para un cambio positivo”.  (p. 341)
            Por su parte, la resistencia al cambio es una respuesta innata y predecible en todas las organizaciones.  El temor por lo desconocido, la incertidumbre de innovar y la falta de una comunicación efectiva entre el líder y los miembros de una institución, son factores que conducen a la resistencia a los cambios.  Evidentemente, existen escenarios educativos afectados por los factores de resistencia que involucran al líder, los docentes, padres y demás componentes escolares.  Para Paredes (2004) “las escuelas, aunque parezca lo contrario, son organizaciones más complejas que las empresas.  Están construidas sobre relaciones y estas relaciones preservan muy fuertemente el statu quo”.  (p. 739)  Por ende, es indispensable que el líder educativo impulse diversas estrategias de forma asertiva para erradicar la resistencia al cambio en el escenario escolar.  Cada integrante educativo debe comprender que el cambio se lleva a cabo para reforzar las experiencias exitosas y subsanar los errores.  En ese contexto, el líder educativo debe promover una comunicación efectiva entre los miembros del plantel.  De igual manera, es necesario cultivar una toma de decisiones participativa en la que todos los componentes educativos conozcan la dirección del entorno escolar.  Además, es indispensable proveer al docente las herramientas necesarias para un continuo desarrollo profesional.  A parte de que es esencial el proceso de evaluación continua en los escenarios educativos para determinar fortalezas y debilidades que inciden en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
            El autor considera que una situación pedagógica como la planteada debe atenderse responsablemente para fomentar un entorno vanguardista y potenciar la formación académica y profesional.  La pertinencia de impulsar el cambio en el escenario educativo como líder y agente de cambio conduce a nuevas oportunidades educativas al estudiantado; mejorar la calidad de enseñanza; promover la comunicación entre los componentes y facilitar el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación para crecimiento y avance profesional.  Es necesario la concienciación de todos los componentes escolares sobre el proceso dinámico que debe permear en los escenarios educativos.  De esta manera, se adapta la educación a la realidad social del alumnado y sus necesidades.  Asimismo, el director escolar ante una situación pedagógica como la presentada debe plantear los retos del nuevo paradigma y el acceso al conocimiento que redunden en una calidad educativa.  Todos los cambios en los entornos educativos deben ser fundamentados por los factores que podrían colocar en riesgo el quehacer educativo.  Así también, la solución de problemas, la atención al riesgo de fracasar y la adaptación del escenario educativo a la realidad del alumnado son factores que requieren de una toma de decisiones participativa.  Por ende, el director escolar debe involucrar a su equipo de trabajo en la búsqueda de soluciones a los problemas del plantel.  De esta manera,  los componentes escolares se sienten parte del proceso decisional que les afecta aceptándolo, defendiéndolo e implantándolo.  Para Gento (2002):
“líder es aquella persona (o grupo de personas) capaz de provocar la liberación, desde dentro, de la energía interior de otros seres humanos, para que éstos voluntariamente se esfuercen por alcanzar, del modo más eficaz y confortable posible, las metas que dichos seres humanos se han propuesto lograr para conseguir su propia dignificación y la de aquellos con quienes conviven en un determinado entorno y contexto al que prestan el necesario cuidado.”  (p. 183)
            Ciertamente, los escenarios educativos deben promover una cultura de adaptación al cambio.  Los contextos sociales demandan que la educación sea adaptable a sus necesidades sin descuidar cuál es su función social.  Por ende, en los centros educativos debe existir una apertura a la innovación social con los nuevos entornos de aprendizaje basados en la tecnología.  Gialamas, Pelonis y Medeiros (2014) exponen que: 
“El cambio organizacional puede y debe ocurrir en varios niveles:  adaptación de nuevos programas; nivel de estudio; e implementación de nuevas estrategias metodológicas.  Sin embargo, un cambio sostenible debe ocurrir en un nivel más profundo para solucionar algún factor que está afectando la institución.  Además, a través del cambio los miembros deben aportar nuevas formas de pensar, comportarse, creando conocimientos e interactuando con los demás para lograr las metas y objetivos establecidos en armonía con los objetivos profesionales de cada componente escolar”.  (p. 74)
  Por su parte, es necesario que todo líder educativo maneje adecuadamente la resistencia al cambio.  En ese contexto, debe presentar características y habilidades que le permitan ostentar un estilo de liderazgo influyente sobre los miembros de la organización.  Murillo (2006) plantea que:
Un centro se desarrolla cuando incrementa los aprendizajes de sus alumnos, reuniendo de manera conjunta tanto la labor del aula como la del centro.  La mejora del centro depende de la acción coordinada de los propios implicados.  El directivo identifica, establece acuerdos y metas deseables, estimulando y desarrollando un clima de colaboración, apertura y confianza, lejos de la competitividad entre las partes”.  (p. 19)




Referencias
Brooks, J. & Sutherland, I. (2014).  Educational leadership in the Philippines: Principals
perspectives on problems and possibilities for change.  Planning & Changing.  45(3/4).  339-355.  Recuperado de http://search.proquest.com.nuc.idm.oclc.org/docview/1719405356/fulltextPDF?accountid=144835
Dussel, I. & Quevedo, L.  (2010).  Educación y nuevas tecnologías: los desafíos
pedagógicos ante el mundo digital.  Recuperado de http://flacso.org.ar/publicaciones/educacion-y-nuevas-tecnologias-los-desafios-pedagogicos-ante-el-mundo-digital/
Gento, S. (2002).  Instituciones Educativas para la Calidad Total.  Madrid:  La Muralla
Gento, S. & Cortés, J.  (2011).  Formación y liderazgo para el cambio educativo.
Recuperado de http://www.leadquaed.com/docs/artic%20esp/ Liderazgo%20para%20el%20cambio%20educativo.pdf
Gialamas, S., Pelonis, P., & Medeiros, S.  (2014).  Metamorphosis:  A collaborative
leadership model to promote educational change.  International Journal of Progressive Education.  10(1).  73-83.  Recuperado de http://web-b-ebscohost-com.nuc.idm.oclc.org/ehost/pdfviewer/pdfviewer?sid=a0ac70c3-0c55-4bbb-bdd0-bf16b19aa9db%40sessionmgr113&vid=1&hid=115
Murillo, F.  (2006).  Una dirección escolar para el cambio del liderazgo transformacional
al liderazgo distribuido.  Revista electrónica iberoamericana sobre calidad, eficacia y cambio en educación.  4(4e).  11-24.  Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=55140403
Paredes, J.  (2004).  Cultura escolar y resistencias al cambio.  Tendencias pedagógicas. 9.
737-742.  Recuperado de http://www.tendenciaspedagogicas.com/revista_numero.asp?_numero=09
Unceta, A.  (2008).  Cambios sociales y educación:  notas para el debate.  Revista de

educación.  347.  419-432.  Recuperado de http://m.redined.mecd.gob.es/xmlui/handle/11162/72310

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